Una tarde de horror pasé en mi viaje de regreso de Guayaquil a Salinas, el jueves 5, en el cual ratifiqué que existen ciertas personas irresponsables, insensibles, prepotentes y malcriadas.

Al transitar por el kilómetro 39, debido a que un camión de carga rodaba despacio, varios conductores nos encontramos en una fila de carros, yo iba al final y delante mío un camión tanquero de agua. Circulábamos a 35 kilómetros por hora.

Observé por el retrovisor un carro que venía a una velocidad increíble lanzándose al carril izquierdo en contravía. En ese momento venían en dirección opuesta tres vehículos. Pese a eso, la matrona que manejaba un carro tipo jeep, gris plateado, último modelo sin placas, intentó continuar en contravía, pero se vio pronto obligada a tomar el carril derecho metiéndose en este a prisa, y arriesgando a matarnos en un terrible accidente.

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Yo, como estaba al final de la cola pude salirme de la carretera a mano derecha, mientras que el tanquero casi se vuelca. La mujer, tan rápido como se coló en la fila, asimismo sin inmutarse en lo que hizo, se salió de esta, nos adelantó a todos, ¡y alcanzó a hacerlo frente a un volquete inmenso que venía también en el carril opuesto Salinas-Guayaquil, y desapareció a unos 150 kilómetros de velocidad!

Media hora más tarde, al pasar por Cerecita, observé a dicha “conductora” hacer compras, mal parqueada a la derecha de la vía, interrumpiendo el estrecho paso. No había un vigilante a quien reportar esa actitud. Luego, en una recta, antes de llegar a Zapotal, la misma señora me rebasó a toda velocidad.

Sugiero a la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG), a la Gobernación, y Prefectura que instalen en ambas direcciones de la vía entre Chongón, Cerecita, Progreso, Zapotal, Santa Elena, etcétera, letreros donde consten los números de teléfonos de la CTG, para que el público pueda efectuar por sus celulares denuncias de conductores irresponsables que ponen en peligro la vida de las demás personas.

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Estos teléfonos deben estar en una red especial para denuncias y emergencias, pues si tratamos de llamar por el 911, es imposible. Un sistema así es empleado en Estados Unidos y Europa, y no veo la razón por la cual no podamos imitar lo que es técnicamente necesario. La presencia constante de vigilantes en motocicletas patrullando sectores determinados de la carretera es imprescindible, quizás entonces podamos llegar salvos a nuestras destinos.

Ing. Felipe de la Cuadra M.
Salinas
En la ciudad muchos ciclistas conducen con irresponsabilidad y ponen en riesgo la libertad de las personas que manejan automotores y las atropellan.

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Dichos sujetos se lanzan, atraviesan, con sus bicicletas contra los carros, sin ninguna precaución, transitan en contravía y cometen un sinnúmero de faltas.

La CTG debería obligar a los ciclistas a respetar las leyes de tránsito.

Jeanine Mora Lascano
Guayaquil