¿Quién les para el carro a unos militares que hacen lo que les da la gana dentro de sus cuarteles con el armamento?

Felicito al pueblo de Costa Rica porque hace muchos años decidió librarse del gasto en fuerzas armadas y lo ha invertido en educación. Con el inútil gasto militar, los ecuatorianos podríamos financiar hospitales, escuelas, colegios, universidades, viviendas, etcétera.

Javier Rodríguez
Portoviejo

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Qué orgullosos nos sentimos los ecuatorianos cuando nos enseñan por medio de la historia, las épicas batallas del Pichincha, de Jambelí, o cuando vivimos la acción de nuestras Fuerzas Armadas en el Cenepa o en la Cordillera del Cóndor que nos llenaron en sumo grado de patriotismo.

Qué digno de ejemplo es actuar con el honor militar y las virtudes de héroes de guerra que cumplen con el juramento a la patria.

Hoy, lastimosamente, las Fuerzas Armadas están inmiscuidas en los vaivenes y sinsabores que da la política a quienes no pertenecen a esta actividad.

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¿Quiénes son los responsables de esa situación? La respuesta está en las siguientes y simples reflexiones:

¿Quiénes han irrespetado el orden constitucional, faltando a sus juramentos? ¿Quiénes “invitaron” a guerrilleros colombianos a usar el territorio nacional como paso temporal?

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¿Quiénes nombraron funcionarios que obstaculizaron la labor social de un hombre como Toni el Suizo? ¿Quiénes han puesto a altos mandos a “cabildear” con líderes políticos? ¿Quiénes han inaugurado puentes ya inaugurados por el gobierno anterior?

¿Quiénes hablaron de pago de la deuda social y lo único que hacen es pagar, en forma puntual, la deuda “eterna”?

¿Quiénes han nombrado a embajadores que acolitan a ex dictadores?

Seguir mencionando estas interrogantes sería cuestión de recorrer los diarios nacionales y extranjeros del último año.

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Este es un llamado a defender ese nacionalismo que siempre nos enseñaron los militares; un llamado a que los militares regresen a sus cuarteles, desde donde han forjado y hecho respetar al Ecuador a lo largo de la historia.

Los que quieran ser políticos, que lo sean, pero que no usen a las Fuerzas Armadas para ese propósito. Hago este llamado para que desintoxiquen la contaminación que ha sufrido esta noble institución en los últimos tiempos, y vuelva a ser lo que en esencia siempre ha sido: defensora de nuestra patria.

Jorge Barros Sempértegui
Guayaquil