Representantes de las empresas españolas Abengoa y CYMI suscribieron este miércoles con el gobierno brasileño los contratos para la construcción, operación y mantenimiento de 852 kilómetros de líneas de transmisión eléctrica.
 
Individualmente o en consorcios, esas empresas conquistaron tres de las siete concesiones subastadas a fines de septiembre pasado por el gobierno brasileño para ampliar los cerca de 75.000 kilómetros de la red eléctrica actual.
 
Las dos firmas españolas deberán invertir en conjunto cerca de 765 millones de reales (unos 260 millones de dólares) para desarrollar sus respectivos proyectos.
 
Los representantes de Abengoa y CYMI se comprometieron con el gobierno brasileño a poner en funcionamiento las líneas de transmisión a comienzos 2006. En contrapartida, entre otros beneficios, podrán explotar esos servicios durante 30 años.
 
"Existe un gran futuro en el área de transmisión de energía eléctrica en Brasil", declaró a EFE el director de la española Control y Montajes Industriales (CYMI), Javier Alfaro.
 
El conjunto de las concesiones en que 16 empresas brasileñas también obtuvieron contratos exigirá inversiones por 1.428 millones de reales (cerca de 486 millones de dólares).
 
La iniciativa oficial está prevista en el programa "Luz para todos", lanzado en noviembre de 2003 por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien estuvo presente en la ceremonia de firma de los contratos.
 
El programa pretende beneficiar hasta 2007 a unos 12 millones de personas que no tienen electricidad en sus hogares.
 
Además, tiene el propósito de minimizar los riesgos de que se repita la grave crisis de abastecimiento eléctrico que el país enfrentó entre 2001 y 2002, situación que en parte se debió a las deficiencias en el sector de transmisión.
 
La ministra brasileña de Minas y Energía, Dilma Rousseff, informó hoy de que su gobierno prepara para este año una nueva subasta de concesiones para cerca de más 2.000 kilómetros de nuevas líneas que exigirán inversiones del orden de los 3.000 millones de reales (1.020 millones de dólares).
 
Rousseff subrayó que confía en que nuevamente habrá un abundante número de interesados en participar en esa venta pública.
 
La funcionaria basó su confianza en que Brasil ofrece a los inversores contratos de larga duración y también la seguridad de que podrán cobrar de sus cliente tasas a precios que asegurarán el retorno de lo que aportarán en los proyectos, además de ganancias significativas.