Rayuela, obra máxima del argentino Julio Cortázar, es una pieza literaria en continuo movimiento y no es la misma que los jóvenes leyeron hace cuatro décadas.

Esa es una opinión generalizada entre los casi treinta literatos reunidos   en Guadalajara,  en el ámbito del ‘Coloquio Julio Cortázar revisitado: nuevas lecturas’ que se inauguró el sábado último y concluye hoy.

El primero en referirse a este asunto fue José Saramago, quien antes de participar en este encuentro releyó el libro, y encontró que no era el mismo de sus recuerdos.

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Durante el foro ‘Escenarios de relectura cortazariana’, el domingo, el argentino Noé Jitrik afirmó que “las lecturas, creo que no muchos pondrían en cuestión este concepto, modifican los textos y los hacen cambiar de fisonomía”.

Dicho de otra forma, Bestiario no es lo mismo en 1951, cuando pocos lo leyeron, que ahora;  Rayuela no es lo mismo en 1963, cuando muchos lo leyeron con fervor, que ahora.