El presidente de Perú, Alejandro Toledo, juramentó ayer al nuevo consejo de ministros, 13 de cuyos 16 miembros son independientes, y que sigue encabezado por el congresista Carlos Ferrero.

Por primera vez desde que Toledo asumió en julio de 2001, no hay representantes del Frente Independiente Moralizador, que se retiró del gobierno mientras el oficialista partido Perú Posible, solo captó cuatro cargos.

El nuevo gabinete fue duramente criticado por Alan García, líder de la opositora socialdemócrata Alianza Popular  Revolucionaria Americana (APRA), quien dudó que represente un cambio sobre la política económica neoliberal, a la que culpa de ahondar la brecha social.

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García advirtió el riesgo de un  estallido social si no hay un giro radical en breve.

La presidenta del Partido Popular Cristiano (derecha),  Lourdes Flores, subrayó que “si Toledo quiere redondear su faena y desterrar el fantasma de elecciones anticipadas, debe delegar plenos poderes a su primer  ministro y pasar a ser una figura decorativa” para evitar ser el centro de la tormenta política.

El retorno del economista y hombre de negocios Pedro Pablo Kuczynski, asociado con el neoliberalismo y  el Fondo Monetario Internacional (FMI), al Ministerio de Economía y Finanzas, corre el riesgo de atizar las críticas en  lugar de aplacarlas.

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El escritor Mario Vargas Llosa lamentó que Toledo no se percate de la gravedad de la crisis política y pidió al mandatario “dar un paso al costado” y delegar funciones al  primer ministro.