Han pasado casi ya dos días y los familiares de los reos (cerca de 321 personas) que se encuentran secuestrados en el ex penal García Moreno, del centro histórico de Quito, siguen en la cárcel sin resultados positivos para su salida.

Los retenidos, en su mayoría mujeres (269), no han podido salir de la cárcel desde la tarde del domingo, cuando comenzó la medida de hecho, que demanda un aumento en el presupuesto para los centros de rehabilitación social y que se rebajen las penas, debido al hacinamiento que padecen.

Wladimir Castro, miembro de la Cruz Roja, y una de las pocas personas que puede ingresar a los pabellones y patios del centro carcelario, manifestó que la salud de algunas personas se están deteriorando porque no reciben el tratamiento adecuado a las personas que se encuentran en el lugar.

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Los delegados de la Cruz Roja ingresan a la cárcel con sogas desde la parte superior de las terrazas del ex penal García Moreno, mientras que los guías penitenciarios no pueden hacerlo y solo se dedican a vigilar la seguridad externa en los perímetros del centro.

El comité de internos, presidido por el reo Washington Grueso, indicó que ellos depondrán la medida una vez que "nos pongamos a dialogar con el Gobierno en una mesa".

Por otro lado, las 420 mujeres detenidas en la cárcel del Inca, al  norte de Quito, declararon este martes que su huelga de hambre iniciada la  víspera es "hasta la muerte" si las exigencias por mejores condiciones  penitenciarias no son aceptadas, anunció a la AFP la vocera de las internas.
 
Acostadas en el piso del zaguán de la prisión donde permanecen prisioneras,  hay 72 colombianas, que exigen la aplicación de una ley sobre reducción de  penas, precisó Mercedes Torres, una colombiana, que es presidente del comité de  negociación con el gobierno ecuatoriano.
 
Ciento diez niños permanecen también en la cárcel donde son nutridos por  sus propias madres, constató un periodista de la AFP.