Un grupo de científicos italianos descubrió una segunda variedad de la encefalopatía bovina que se parece más al mal de Creutzfeldt-Jakob presente en los humanos, que la forma usual de la enfermedad de las vacas. 
 
La encefalopatía bovina (BSE) _conocida como mal de la vaca loca_ y el mal de Creutzfeldt-Jakob (CJD) son causados por diferentes formas de proteínas mutantes llamadas priones. 
 
Algunas personas, principalmente en Inglaterra, han padecido una variante del CJD, una enfermedad cerebral que al parecer se adquiere al ingerir carne de vacas infectadas. 
 
Hasta ahora ningún estadounidense ha contraído esa variante. 
 
Un equipo de investigadores italianos informó que un estudio de ocho vacas con encefalopatía bovina descubrió que dos de ellas tuvieron daños en el cerebro similares a los de las víctimas humanas del mal de Creutzfeldt-Jakob. 
 
Dijeron que las vacas estaban infectadas con priones que se parecían a los de la forma que se presenta comúnmente en los humanos, llamada CJD esporádica, y distintos a la variante causada por comer la carne de un animal enfermo. 
 
Salvatore Monaco, que dirigió el nuevo estudio, dijo que los descubrimientos podrían indicar que el ganado también puede desarrollar la forma esporádica de la enfermedad, pero también podría ser una nueva forma del mal. 
 
El doctor Paul Brown, del Instituto Nacional de Salud, dijo que el descubrimiento no representa una mayor amenaza para los humanos. 
 
Si una nueva forma de la enfermedad estuviera afectando a las personas, hubiera habido un incremento en la incidencia de CJD, o mal de Creutzfeldt-Jakob, dijo Brown, que no participó en la investigación. 
 
Sin embargo, científicos europeos han estudiado todos los casos de CJD esporádico durante la pasada década y la incidencia no ha cambiado, dijo Brown, experto en la enfermedad que trabaja en el Instituto Nacional de Enfermedades Neurológicas y Ataques Apoplégicos Hemorrágicos de Estados Unidos. 
 
Tanto la enfermedad de los humanos como la de las vacas provocan la formación de agujeros en el cerebro. 
 
Los descubrimientos del equipo liderado por Monaco, del Departamento de Ciencias Neurológicas y Visuales, Policlinico G.B. Rossi, de Verona, Italia, aparecen en la edición de la internet de esta semana de Proceedings of the National Academy of Science.