La popularidad que en pocos años han adquirido en Rusia los festejos del Día de los Enamorados ha hecho que la Iglesia Ortodoxa Rusa, opuesta a todas las nuevas fiestas de origen occidental, trate hoy de “ortodoxizar” a San Valentín.

Tras la viva polémica que provocó este año la prohibición de los festejos del Haloween por recomendación de la Iglesia Ortodoxa, que consideró que esa fiesta “impuesta por el mundo occidental” hace “que el mal se asuma como algo normal”, la aparición ayer en el diario Izvestia de un artículo firmado por el diácono Andrei Kuráyev y titulado ‘San Valentín, nuestro santo ortodoxo’. Cada febrero anterior durante el último decenio, desde que en Rusia se comenzó a celebrar el Día de los Enamorados, la Iglesia Ortodoxa Rusa prefería advertir a sus feligreses de la celebración de esa “fiesta ajena”.

Y solo ahora resulta que como San Valentín vivió en el siglo III, es decir, antes de 1054 cuando se produjo el cisma, es para los ortodoxos rusos un santo de ese país.