El gobierno brasileño financiará proyectos que permitan reanudar las actividades de compañías de la filial del grupo lácteo italiano Parmalat en el país, informó este sábado la agencia de noticias "Brasil" (estatal).
 
El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social y el Banco do Brasil, ambos estatales, dispondrá dentro de algunos días de líneas de créditos para tales fines, señaló el ministro brasileño de Desarrollo Agrario, Miguel Rossetto
 
"La preocupación del gobierno no es salvar Parmalat pero sí apoyar el mantenimiento de los empleos creados por esa compañía, el pago a los productores de leche y el funcionamiento de las unidades industriales de la empresa", explicó Rossetto.
 
El ministro dijo que cooperativas de productores de leche u otros tipos de organizaciones capaces de asumir los intereses de Parmalat en el país serán los beneficiados.
 
Entre otras medidas para evitar que los problemas financieros que afectan a la matriz italiana agraven la situación de la filial, y eso pueda perjudicar al resto de la industria brasileña de leche, las autoridades nacionales barajan arrendar las plantas industriales de Parmalat en Brasil.
 
El ministro recordó que para afrontar la amenaza de colapso en el sector lácteo nacional y una caída brusca del precio del producto el gobierno desembolsó 113 millones de reales (casi 40 millones de dólares, por el cambio actual) para financiar actividades de los productores lácteos.
 
El Ejecutivo ha alentado a los gobiernos de los 27 estados y de los 5.560 municipios del país a que compren 1.000 toneladas de leche en polvo para ser utilizado en la merienda escolar.
 
"La leche es un producto estratégico para la seguridad alimentaria de nuestra población y las estrategias que hemos adoptado estabilizaran el sector", consideró Rossetto, quien excluyó cualquier riesgo de desabastecimiento.
 
Según cifras oficiales, de los 23.000 millones de litros de leche producidos el año pasado en Brasil, Parmalat vendió 1.100 millones de litros procedentes de 19.000 productores.
 
Afectada por las consecuencias de la falta de pagos a muchos de sus suministradores y también por un multimillonario agujero contable en Italia, además de una inmensa deuda en la subsidiaria brasileña admitida por sus directores, Parmalat cerró fábricas y despidió a muchos de sus empleados en Brasil.
 
Cinco de las ocho plantas que fabrican productos lácteos y de las siete centrales de recolección y distribución en Brasil están paralizadas.
 
Para intentar solucionar sus problemas en el país suramericano, hace pocos días la filial se acogió la ley de quiebras en un intento por blindarse frente a sus acreedores brasileños, solicitud que está bajo análisis de la justicia.
 
Un visto bueno del poder judicial permitiría que la compañía diese continuidad a su reestructuración financiera para pagar sus deudas en dos años.
 
No obstante, dos días después de que uno de sus directores en Brasil admitió que la empresa debe alrededor de 760 millones de dólares, 560 millones más que lo difundido anteriormente por los representantes, el miércoles pasado la justicia destituyó a su dirección y nombró a un interventor.
 
La decisión de un tribunal de Sao Paulo se basó en que la firma se encontraba en "estado de crisis económica y financiera".
 
Paralelamente a esa intervención, un grupo de agentes de la policía federal y otro de la administración tributaria llevan a cabo una minuciosa investigación contable de la filial de Parmalat en Brasil.