Por alguna inexplicable razón, el Ministerio de Finanzas no ha entregado los dineros correspondientes al pago de una bonificación que debió ser cancelada el año pasado. La suma adeudada es muy pequeña en relación a los montos que maneja el Estado, pero es importante para personas que ganan un salario modesto.

La solución desde el inicio fue muy sencilla: que de inmediato se depositen esos dineros para ponerle fin al conflicto. Pero tal cosa no ocurrió, y a pesar de las gestiones del Ministro de Salud, lo único que se consiguió fue  la promesa de que se pagaría apenas una parte de la bonificación adeudada.

Todo esto, mientras se difunde una propaganda oficial que nos informa que la economía ecuatoriana continúa mejorando, y mientras se utilizan los helicópteros de la Policía Nacional (siempre escasa de fondos) para promover intereses particulares.

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De esto se aprovecharon –como era de esperarse– aquellos grupos que permanentemente quieren agudizar el clima de malestar social, atentando contra la vida de pacientes que no tienen ninguna culpa.

Agitadores y funcionarios públicos coincidieron, así, para añadir un dolor más de cabeza a un país que pide a gritos respeto y estabilidad.