María Muñiz, propietaria de uno de los puestos, dice que para elaborar los alimentos deben traer el agua desde sus domicilios en una camioneta, tomar la luz de los postes que se encuentran en la vía, y que para hacer sus necesidades fisiológicas deben utilizar pequeñas letrinas.

“Nosotros pagamos más de 90 dólares en impuestos al Municipio, pagamos el impuesto para los bomberos, y sin embargo, no se nos ha dotado de locales adecuados”, señala la vendedora.

Según ellos, le han solicitado a la firma de gaseosas que anteriormente les dio los quioscos para que trabajen, que les den unos nuevos, pero les han contestado negativamente.

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Muñiz reprocha que hasta cuándo se va a mantener en ese estado a los comedores, que sirven para que los camioneros  coman y descansen de su largo viaje.