Las Naciones Unidas pidieron este viernes al gobierno haitiano y a los rebeldes opositores, que protagonizaron una semana de revueltas, que garanticen la llegada y el reparto seguros de comida y medicamentos para impedir un desastre humanitario.
 
En tanto, el primer ministro Yvon Neptune anunció que entre siete y diez simpatizantes del presidente Jean-Bertrand Aristide fueron arrestados por atacar el jueves una protesta pacífica de la oposición en Puerto Príncipe, capital del país.
 
Funcionarios de la ONU dijeron que más de 200.000 personas de la empobrecida nación, que ya recibían ayuda, estaban en peligro de quedar sin alimentos luego de que un grupo armado opositor al presidente tomara la ciudad de Gonaives y aislara el norte.
 
Los hospitales, que tenían mínimas cantidas de medicamentos y plasma, se han quedado sin abastecimiento, a medida que la demanda de asistencia creció debido a las peleas entre rebeldes y militantes oficialistas.
 
"El problema es que antes de esta crisis, Haití ya estaba en crisis", dijo a Reuters Gerard Gómez, consejero responsable de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU para América y el Caribe.
 
En Washington, el secretario de Estado de Estados Unidos Colin Powell advirtió a la oposición que no derroque a Aristide, que una década atrás fue repuesto en el poder por una invasión militar estadounidense.
 
"No aceptaremos un resultado que de alguna manera intente ilegalmente remover al presidente elegido de Haití", declaró Powell a periodistas después de participar en una reunión con mediadores.
 
También dijo que Estados Unidos, Canadá, y los países del Caribe estaban discutiendo si reforzarían con fuerzas extranjeras a la policía local, pero aclaró que no hay ningún plan para una intervención militar que sofoque la violencia.
 
El coordinador de la ONU para Haití, Adama Guindo, dijo en Puerto Príncipe que habían alquilado un pequeño barco para transportar 1.000 toneladas de cereales a la ciudad norteña de Cap-Haitien, la segunda más importante del país, y pidieron a las autoridades locales que garanticen la distribución segura de la comida en áreas remotas.   
 
"Las personas más vulnerables"
 
"Nosotros sabemos que las necesidades de la gente más vulnerable en Gonaives, en Artibonite, y en las provincias del norte son muy grandes, y quisiéramos que todos los partidos políticos apoyaran y cooperaran con la ONU", añadió Guindo.
 
Unas 50 personas murieron en la rebelión contra Aristide, que corona meses de demostraciones antigubernamentales, y tres años de tensiones políticas que se iniciaron con las elecciones parlamentarias de 2000.
 
Considerado un campeón de la democracia cuando se convirtió en el primer presidente electo en 1990, Aristide ha visto cómo su aplastante popularidad desaparecía entre acusaciones de corrupción, violencia política, y violaciones a los derechos humanos.
 
La revuelta se ha propagado a varias ciudades, donde las estaciones policiales fueron atacadas y los depósitos saqueados. Como contrapartida, simpatizantes del gobierno se unieron a la policía en la cacería de rebeldes, quemando las casas y los negocios de los opositores.
 
Gómez, enviado por la ONU como parte de un equipo para evaluar las necesidades humanitarias, dijo que es difícil precisar el verdadero alcance de las violaciones a los derechos humanos porque falta información confiable y el acceso está restringido en algunas áreas.
 
La seguridad de los programas de ayuda ha sido siempre un problema en Haití, el país más pobre de América, donde un tercio de la población de 8 millones de personas sufre desnutrición y el promedio salarial es de un dólar por día.
 
La ONU provee de ayuda a 268.000 personas, incluyendo a 90.000 niños en edad escolar en la región norte, donde una sequía seguida de inundaciones provocó escasez de alimentos.