Al menos 22 personas murieron y 35 resultaron heridas este sábado cuando hombres armados atacaron una comisaría de policía y un edificio del gobierno en la ciudad iraquí de Falluja, liberando además a muchos prisioneros.
 
El jefe de policía de Falluja, Aboud Al Dulaimi, dijo que unos 70 rebeldes disparando cohetes, morteros y ametralladoras, lanzaron el ataque coordinado contra la comisaría y un complejo del los Cuerpos Iraquíes de Defensa Civil.
 
La policía y fuentes médicas dijeron que el ataque dejó a 14 policías, cuatro civiles y cuatro atacantes muertos.
 
La acción subrayó la creciente ola de violencia por parte de los rebeldes que luchan contra las fuerzas de ocupación lideradas por Estados Unidos y los iraquíes que son vistos como su apoyo.
 
Las guerrillas han matado a más de 600 efectivos de seguridad y policía desde abril.
 
El jueves, el alto comandante de Estados Unidos en Oriente Medio, el general John Abizaid, escapó por poco de un ataque contra su convoy cerca de Falluja, una ciudad en la zona conocida como el "Triángulo Sunita", centro de resistencia contra las fuerzas estadounidenses.
 
Un oficial de la policía iraquí dijo que las guerrillas dispararon contra la comisaría, atacada al mismo tiempo que un edificio del gobierno situado a varios cientos de metros.
 
"Hombres desconocidos dispararon con morteros, explosivos y ametralladoras desde cuatro direcciones. Sus armas eran más potentes que las nuestras", dijo el oficial de policía Earazan Abu Issa, que estaba afuera de la estación de policía cuando fue atacada.   
 
Se acerca traspaso poder
 
Falluja, unos 50 kilómetros al oeste de Bagdad, ha sido atacada por guerrilleros frecuentemente y los soldados de Estados Unidos han sido blanco cada vez más, así como los iraquíes que cooperan con ellos, sobre todo policías.
 
Dos ataques suicidas mataron al menos a 100 personas la semana pasada, la mayoría civiles. Los rebeldes, partidarios del capturado ex presidente Saddam Hussein y luchadores extranjeros, están intentando desalentar a los iraquíes para que no apoyen a las fuerzas de ocupación.
 
Sin embargo, las tropas estadounidenses siguen siendo un objetivo principal en una guerra de guerrillas que podría traer implicaciones políticas para el presidente George W. Bush, que se enfrenta a unas elecciones presidenciales reñidas en noviembre.
 
Un policía militar estadounidense murió en la periferia de Bagdad la noche del jueves, incrementando a 375 el número de soldados norteamericanos muertos en combate desde que Estados Unidos y sus aliados invadieron Iraq en marzo.
 
Mientras la violencia continúa casi un año después de que Estados Unidos y las fuerzas británicas lanzaran una invasión para derrocar a Hussein, los esfuerzos diplomáticos continúan para fraguar un orden político estable tras la ocupación.
 
Estados Unidos tiene la intención de entregar la soberanía a una administración iraquí de transición a comienzos de julio.
 
Un enviado de las Naciones Unidas en Iraq encargado de comprobar si las elecciones eran factibles, dijo el viernes que la credibilidad era más importante que el tiempo, después de que uno de sus asistentes dijo que no había posibilidades de celebrar elecciones antes de que Washington devolviera el poder.
 
La ONU trata de resolver una disputa entre la mayoría chiíta iraquí, que pide elecciones antes de la transferencia de poder, y Washington, que dice que no hay suficiente tiempo para organizarlas.