El mundo cambia. El tiempo para reconocer el cambio se agota cada día. Solo observemos las defunciones empresariales en nuestro medio en que ni el prestigio, ni la imagen, ni el aparente éxito financiero, ni su grupo ejecutivo, ni su marca u otros factores, les ha permitido sobrevivir en el medio agitado del cambio.

El nuevo pensamiento, el nuevo orden, la nueva economía y el tratamiento financiero son globales. El mundo económico está entrelazado por la tecnología del computador y su derivación en redes. Volumen y velocidad de información han desplazado y seguirán arrinconando a prácticas tradicionales en el desarrollo y progreso económicos.

No es que se está creando la “nueva economía”. Los principios siguen siendo los mismos que enunciaron Smith, Schumpeter, Marshall o Ricardo; y los demoledores del capitalismo orientados por Marx.

¿Quién podrá negar la existencia de los principios eficientes aplicados a la producción, a la productividad, a la competencia, al consumo, al buen uso del dinero en el ahorro y la inversión, de los impuestos y del gasto público...?

Todo ello está allí mismo, pero estamos frente al desafío de una cultura nueva. Salvador Paniker en el prólogo a la Conspiración de Acuario: “... es una manera nueva de pensar viejos problemas”. Cuando Ford observó el tiempo y el desgaste que la gente consumía para transportarse, relacionó factores e inventó el automóvil. Los principios siguen siendo los mismos, la tecnología es diferente.

Gústenos o no, con la globalización y la multitud de tratados en que se involucran los países –armas de ataque y defensa– no se puede dejar de reaccionar frente al nuevo entorno. La facilidad de acceso a la información por internet está creando la cultura del conocimiento universal que, a la vez, tiene grandes efectos secundarios. (Piense usted, lector bondadoso, la aportación de la tecnología a la medicina por las nuevas técnicas de diagnóstico).

El primer efecto está en la dispersión del conocimiento, que viene reemplazando al capital. Cuando no haya conocimiento no habrá empresariado ni capital de riesgo para las inversiones. El mundo empresarial ha comenzado a cambiar redefiniendo el tamaño óptimo de la organización para reducir costos y aumentar eficiencia. (La reingeniería, la tercerización, la reestructuración, las nuevas políticas que sustituyen a la zanahoria y el garrote, o la beneficencia en la administración del desarrollo de los recursos humanos...).

Esta será la nueva materia que las universidades tendrán que incorporar al pensum. La ecología empresarial podría llamarse la nueva materia que se enseñe a los administradores y gerentes para percibir los cambios que van ocurriendo o que puedan ocurrir.

La información global está cambiando todo. El negocio ya no está en el trueque, ni en el papel moneda. En el mundo los bancos se están redefiniendo. Su negocio viene siendo el de las tarjetas de crédito o el de rapidísimas transacciones electrónicas vía redes. La alta tecnología en las finanzas es una barrera para la función de gerentes financieros, que podrían terminar obrando como tesoreros.

Recordemos la sentencia de Francis Bacon: “Quien no aplica nuevos remedios debe esperar nuevos males, porque el tiempo es el más grande innovador”.