El clima de violencia que experimenta el Ecuador –marcado por supuestos atentados, intimidaciones y amenazas contra dirigentes de grupos políticos, sectores sociales, empresarios y periodistas– está atado a la inestabilidad política, concluyen analistas consultados por este Diario.

Ellos consideran además que el Estado (no solo el régimen, sino los tres poderes) no está cumpliendo con su deber constitucional de garantizar la integridad de las personas.

Para entender la situación, el secretario de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos (APDH), Alexis Ponce, señala tres elementos: la crisis de legitimidad de las autoridades de turno, la ausencia de investigación profunda en la Fuerza Pública (Policía y Fuerzas Armadas) y la influencia de la violencia que afecta a la región andina.

Publicidad

“La inestabilidad política puede conducir a tres salidas: la represión militar, una dictadura al estilo de (Alberto) Fujimori (el ex presidente peruano) o, la más terrible, tener una democracia atemorizada; es decir, acostumbrar a la gente a la violencia”, explica.

Ponce indica que no puede aislarse la problemática ecuatoriana del resto de la región. “Esta zona es considerada como de conflicto, como lo fue el Cono Sur por sus dictaduras, en los años 70, o Centroamérica por sus guerras civiles, en los 80”, dice.

El sociólogo Gaitán Villavicencio, director del Centro de Estudios Regionales del Guayas (CERG), anota que el Ecuador “cada vez recibe más presiones –creando situaciones de violencia– de EE.UU. y de países vecinos para que nos pleguemos al Plan Colombia. No es coincidencia que haya visitas de buques de guerra y oficiales de EE.UU.”, opina.

Publicidad

Él considera que la desestabilización tiene evidentes causas internas: “Creo que hay varios elementos trasnochados vinculados al Estado; es decir, con visiones gorilescas de la vida que no dudan en confeccionar ‘listas negras’. Y el presidente de la República (coronel Lucio Gutiérrez), en lugar de llamar a la concordia y a la paz con hechos, aparece en televisión para justificar los errores de su partido”, dice.

El director del movimiento Mi Cometa, César Cárdenas, expresa que la ausencia de políticas de gobierno claras provoca el descontento social.

Publicidad

Está claro que el Gobierno no ha tenido una estrategia para tener el apoyo de los sectores sociales, afirma el sociólogo Rafael Guerrero Burgos.

“El rasgo característico de la situación no es que hay más violencia, sino que hay más violencia política”, enfatiza.
Villavicencio coincide en que los hechos violentos de las últimas dos semanas tienen “claros tintes políticos”, así que no pueden atribuirse a acciones delincuenciales.

Guerrero estima que es temerario acusar al régimen del coronel Gutiérrez de ser causante directo del problema, pero Ponce reflexiona que “desde sus orígenes, este Gobierno tiene tendencias autoritarias: considera toda crítica como algo siniestro, subversivo o desestabilizador”.