Cientos de conductores de vehículos livianos y de algunos buses aprovechábamos los tramos donde está casi habilitada al tráfico la ampliación de la vía, para circular a una velocidad constante sin riesgos de accidentes, pues además la carretera era unidireccional desde Santa Elena hasta Guayaquil.

En Zapotal usé el bypass que está habilitado, lo que me evitó cruzar la población. Preocupado por el alto tráfico que observé en la ruta, al que debía sumarse el que iba a encontrar en Progreso proveniente de Playas y sus balnearios aledaños, me acerqué a esa parroquia (que no ha progresado nada en los últimos 30 años) y me llevé la grata sorpresa de que el flujo vehicular era normal, y seguí a la misma velocidad hacia Cerecita.

En ese tramo están habilitados algunos kilómetros de la ampliación que se está haciendo, por lo que nuevamente los conductores usamos una y otra vía para circular. A la altura de la hacienda Don Lucho empezó nuestro calvario: el tráfico se detuvo de repente y empezamos a circular muy lento.

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No faltaron los avivatos e impacientes que sobrepasaban a otros vehículos usando las cunetas y creando más caos. Me sorprendió no ver vigilantes de la CTG organizando el tráfico, el cual un poco antes de San Isidro ya debía canalizarse solo en dos carriles para poder cruzar la población.

Luego de 45 minutos y de ver algunos carros sobrecalentados en media vía, pasamos Cerecita donde salvo por los ‘policías acostados o rompevelocidades’, no había ninguna otra razón para que el tráfico haya fluido tan lento.

Los vigilantes conversaban en las esquinas y de vez en cuando hacían el ademán de “siga” con sus manos (como si alguien hubiera querido detenerse después de tanta espera).

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Afortunadamente parece que alguien dio la voz de alerta al personal de la CTG que esperaba en el peaje que sean las 20h00, para partir con la caravana que a su vez se dirigía en sentido contrario a la península de Santa Elena, y la salida de esta se detuvo, caso contrario, tremendo caos se hubiera armado en Cerecita.

Recapacitando en el atascamiento soportado por miles de conductores, incluyendo a los que esperaron más de la cuenta en el peaje de salida de Guayaquil, y ya que el bypass de Cerecita no estará listo hasta quién sabe cuándo, pues falta construirse un puente (así lo indica un letrero de la empresa constructora), y sobre todo, porque estamos a pocas semanas del feriado de carnaval, donde el tráfico se incrementará, sugiero:

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Unificar las dos vías, la vieja y la nueva, obligando a los conductores a circular solo por dos carriles, preparándolos para lo que será el ingreso a la población; ubicar a los vigilantes en la carretera para que dirijan el tráfico y citen a la gente que se salga de la doble columna para sobrepasar carros por ambas cunetas.

Y que no se diga que esto ocurre solo a dicha hora, pues mis dos hijas salieron de Salinas, la una a las 17h00 y la otra a las 17h30, y debieron esperar, ambas, una hora para cruzar la población Cerecita, donde no es la primera vez que esto sucede.

Rafael Antonio Roca Moreno
Guayaquil.

 

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