Por lo menos 50 personas murieron y otras 50 resultaron heridas este martes por la mañana al estallar una camioneta cargada con 225 kilogramos de explosivos frente a una estación policial al sur de Bagdad, cuando decenas de iraquíes hacían fila para pedir empleo. 
 
Funcionarios estadounidenses dijeron en Bagdad que 35 personas murieron y 75 resultaron heridas, cifras que les fueron proporcionadas por las autoridades iraquíes que manejan la investigación. 
 
El comandante de la policía local, el teniente coronel Abdul Rahim Saleh, dijo que el ataque fue una operación suicida, perpetrada por el conductor de una camioneta pick-up que provocó la detonación cuando pasaba por la estación.
 
"Estoy seguro que fue un vehículo", dijo Saleh. "Hallamos el motor. Fue una operación suicida y un acto de cobardía". Indicó que la mayoría de víctimas eran civiles iraquíes. 
 
Sin embargo, el director de un hospital, Razaq Jabbar dijo que a su local fueron trasladados unos 50 muertos y otros 50 heridos. Indicó que se enteró de que otros tres murieron en otro hospital. 
 
"Esta cifra podría aumentar", agregó. "Había restos humanos que no han sido identificados aún. Muchas personas quedaron atrapadas bajo los escombros". 
 
La explosión en este pueblo, cuya población es predominantemente chiíta, dejó en escombros parte de la estación policial. La calle adyacente quedó cubierta con restos de vehículos destruidos, vidrios rotos, ladrillos, fierros retorcidos y ropa hecha jirones. La arena que rellenaba los sacos de protección quedó esparcida por toda la calle. 
 
Se trata de por lo menos la octava explosión de vehículos en IraQ en lo que va del año y se produjo después de advertencias de los militares de que habría más ataques contra los iraquíes que colaboren con las fuerzas ocupantes para frustrar la transferencia de soberanía planeada para el 30 de junio. 
 
El lunes, las autoridades estadounidenses revelaron que hallaron una carta de un insurgente en que pedía a la red Al Qaeda ayuda para fomentar la guerra civil entre los sunitas y chiítas en Iraq. 
 
El presunto autor de la carta era Abu Musab al-Zarqawi, un palestino jordano sospechoso de estar vinculado a Al Qaeda. El autor se jactaba de haber organizado 25 ataques suicidas en Iraq. 
 
En Bagdad, el brigadier general Mark Kimmitt, subjefe de operaciones, dijo que era demasiado prematuro determinar quién es el autor del ataque en Iskandariya. Kimitt dijo que no estaba claro si un suicida activó la bomba, que se calcula era de 225 kilogramos. 
 
Soldados estadounidenses acordonaron la zona alrededor de la estación policial e impidieron que los periodistas se acercaran al lugar de la explosión, unos 50 kilómetros al sur de Bagdad. 

En Bagdad, el teniente coronel Dan Williams, un vocero de las fuerzas de ocupación dijo que ningún personal estadounidense ni de otro país de la ocupación resultó herido en el atentado. 
 
Horas después del ataque, la policía hizo disparos al aire a fin de dispersar a docenas de indignados habitantes que se manifestaron frente a la destruida estación policial después de escuchar rumores de que la explosión había sido causada por un cohete estadounidense.
 
"¡No, no a Estados Unidos!  ¡Los policías son traidores!  No fueron sunitas ni chiítas, este crimen fue cometido por los estadounidenses!, gritaba la multitud antes de dispersarse. 
 
Los insurgentes han montado una serie de explosiones con automóviles y atacantes suicidas en recientes semanas. El más cruento fue el perpetrado en la ciudad de Irbil, el 1 de febrero, cuando dos atacantes suicidas se volaron en las sedes de dos partidos políticos curdos que celebraban un feriado musulmán, causando por lo menos unas 109 muertes. 
 
Mientras tanto la sede del centro de prensa militar estadounidense y de otras dependencias de la coalición fue evacuado el martes, después que perros entrenados para detectar explosivos descubrieron algo sospechoso, dijo Williams, el vocero de la coalición. El centro fue reabierto poco después. 
 
Los insurgentes han reiterado sus advertencias a los iraquíes a que no colaboren con los estadounidenses. La más reciente amenaza fue distribuida en panfletos en Ramadi y cerca de Faluya, presuntamente por una coalición de 12 grupos insurgentes. 
 
Ramadi y Faluyá están situadas en el triángulo sunita, donde persiste la mayor resistencia a la ocupación extranjera.