Una, la de señalar datos de carácter técnico. Es la aceptable. Otra es la que en el letrero fija una propaganda en busca de clientela electoral.

Si esos letreros duran o no, la historia lo dice. Ninguna placa indica qué autoridad ordenó y logró un avance extraordinario en la salud pública cuando en Guayaquil una prestigiosa empresa extranjera instaló hace ya algunos años el servicio de alcantarillado.

No hay letreros que indiquen quiénes establecieron lo que entonces fue un moderno sistema de agua potable para Guayaquil.

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Pero esa falta no es impedimento para que la historia fije la perduración, pues las obras fueron de gran importancia.

Isidro Ayora, como presidente del país, tiene en la historia su nominación por haber dado a Guayaquil un nuevo sistema de alcantarillado.

Tal como Alfaro –también sin letreros– es reconocido como el líder que logró la construcción del ferrocarril Guayaquil-Quito.

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Lo dicho es a propósito de un pintoresco capítulo de la realidad nacional que produjo opiniones divergentes relacionadas con letreros que informen sobre obras de servicio público.