Ya era hora de que las personas con cultura, valores éticos y morales se pronunciaran en contra de los perniciosos programas televisivos que transmite la mayoría de los canales del país. Muchos que por tener acceso a salir en una pantalla o a dirigir un programa, promueven espacios que causan daños irreversibles a la sociedad. Por ejemplo, se emiten novelas con escenas toscas, agresivas. olo quienes carezcan de escrúpulos podrían sentirse furiosos por la resistencia social y cívica hacia ciertos bajos programas con conductores que solo buscan ganancias económicas y televidentes para presentar su “material” inagotable. Y las empresas cómplices que auspician el contenido de esas programaciones? Sugiero que alguna agrupación califique los programas, tal como había y se hacía antes en los cines.
Ing. Édgar Saldaña Alvarado
Guayaquil

Al principio les prestaba atención, ahora me disgusta escucharlos. Me refiero al grotesco tira y afloja de productores de televisión, eternamente enfrentados: los populares del “trip creativo”, y los no menos  importantes “intelectuales educadores de televisión”. Ambos han arrastrado entre criterios a la televisión, al foso en que se encuentra ahora. Los del “trip creativo” creen que el público no se percata que el programa cómico que le muestran es una copia del mismo libreto, con pequeñas variaciones. Los “intelectuales” están convencidos que el ecuatoriano es lento, y que para educarlo hay que buscar el formato menos dinámico para enseñarle supuestas estampas cotidianas que nada tienen que ver con el verdadero ecuatoriano. Ambos cometen el mismo error: subestimar al espectador nacional, y han olvidado que él es su primer cliente (y el cliente siempre es lo primero), y que este lleva más de 30 años viendo televisión; suficiente tiempo para formarse un criterio que le permita diferenciar entre lo bueno y lo que no vale. Lo más gracioso, es que ambos se esconden entre posturas, pero nunca se han unido o hacen algo para arreglar lo que está mal; simplemente siguen con su disco rayado lleno de muletillas: “¡Yo quiero educar! ¡Yo quiero entretener!...”, y no están logrando ni lo uno ni lo otro. Los ecuatorianos solo queremos que hagan buenos trabajos, queremos variedad y calidad en todas las expresiones: educación, entretenimiento, comedia, terror, drama y no lo que ciertos criterios dicen; no lo que ellos quieren en la televisión.
Eduardo Xavier Vaca Ochoa
Guayaquil

¿Quién no comió alguna vez hamburguesa, perro caliente? Pero imagínense por un momento embutirnos todo el año con comida chatarra; talvez con un doctor de cabecera y muchas medicinas los sobrellevaríamos, pero la historia es otra. Nos estamos indigestando los 365 días del año con cierta televisión chatarra. Esa sí es una muerte lenta que ni los doctores ni las pócimas, alivian. Nos viene bien un ayuno; al fin y al cabo no perdemos mucho, aunque sea como simulacro, por horas, o como si fuera por efectos de un corte de energía eléctrica. Vivimos quejándonos de las series y telenovelas repetidas, pero las volvemos a ver. Hace 50 años las noticias solo las podíamos escuchar o leer. En aquellos tiempos eso nos permitía al menos recrearlas sin embadurnarnos de tantos estridentes comerciales.
Trilce Zúñiga Pesantes
Guayaquil