A la mayoría de las personas nos molestó, y con razón, leer las razones de que se hayan desperdiciado $ 400 mil en cierta “obra”, cuando en nuestra ciudad hay seres que no tienen ni $ 1 para comer.

¿Fue justo hacer el “árbol de Navidad”? ¿Moral y éticamente estuvo bien hacerlo?
¡Haber despilfarrado tanto dinero por un lujo que no fue necesario!

Reflexionemos un poco, por qué los países del primer mundo nos llaman con mucha razón tercermundistas; porque dicen que somos ricos en recursos, pero no priorizamos en necesidades como salud y educación.

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¿Qué es la solidaridad para los ecuatorianos? ¿Ver cómo otros no tienen nada y hacerse de la vista gorda y pararse cada Navidad frente a un “árbol” de cientos de miles de dólares, y decir “Feliz Navidad”?

Inti-Kory Quevedo Bastidas
Guayaquil

Fue totalmente incorrecto hablar de un “árbol”; mejor debió decirse estructura cónica que intentó semejarse a un árbol.

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Sin duda fue un auténtico “mastodonte” de hierro, como fue cuento chino aquello que su estructura aparecería próximamente como un récord en el libro Guinnes.

Ing. Ignacio Caballero Santibáñez
Guayaquil
 
¿Creen ustedes que si Juan Pueblo hubiese pedido permiso para hacer ese “árbol” en el Malecón 2000, con su dinero, le hubiesen dado  permiso?

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Darwin Tipán Castillo
Guayaquil

Luego de ocho años sin visitar Guayaquil, me encontré con otra ciudad, y muy linda.

La transformación ha sido maravillosa, sin embargo, observé un adefesio en el malecón al que le llamaron el “árbol más grande del mundo”, del cual por poco  fui víctima, junto con otras personas que me acompañaban por ese sitio, al caer parte de esa estructura cerca de donde nos encontrábamos.

Leí luego con estupor en la prensa ciertas declaraciones de que “no había peligro para los peatones y conductores”, además una afirmación de que “el árbol volvería a levantarse en la próxima Navidad”.

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Por lo visto, la fractura y golpes que sufrieron los trabajadores fueron poca cosa.

Es increíble que prevalezcan los intereses particulares y económicos sobre los  intereses generales.

Patricia Carmona de Sánchez
Bogotá, Colombia

Me llamó la atención la noticia sobre el “árbol gigante”, hoy ya desarmado. Me encuentro muy triste y enojada al mismo tiempo, porque ciertos empresarios y el Gobierno ecuatoriano se preocupen en cosas de esa naturaleza.

Irónicamente, esa “obra” no tuvo ningún beneficio de bienestar social.

Sé que es importante hacer mercadeo, pues soy ingeniera comercial, pero lo que hicieron -con la construcción de ese “árbol”-  fue un mercadeo deshumano y un gasto irrisorio a la economía.

Seamos conscientes de aquí en adelante que resultaría más provechoso invertir en becas escolares o universitarias, para que nuestros niños y jóvenes del Ecuador puedan educarse, y de esa manera se beneficien también el país y las empresas que den ese aporte, puesto que adquirirían una buena imagen.

Ing. Nelly Zambrano
Washington, EE.UU.

Tanto se ha hablado de manera desfavorable respecto al árbol, que les digo a esas personas que dejen trabajar en paz, pues pobres siempre existirán, y por su propia voluntad.

Luis Salvador Bustos Espinoza
Guayaquil

Leí que los empresarios que promovieron el “árbol de Navidad más grande del mundo” a lo mejor no lo vuelven a colocar. Posiblemente comprendieron que no deben usar espacios y dineros públicos.

Me atrevo a hacerles una sugerencia: ya que a lo mejor no vuelven a armar el armatoste, ¿por qué no le regalan los tubos a Toni el Suizo? Para él, sin duda, serían de mayor provecho.

Federico Coronel V.
Guayaquil