La Comisión dijo que “los fallecidos fueron ejecutados y rematados en el piso y por la espalda”.

La delegación de Veeduría de la Comisión de Control Cívico Contra  la Corrupción (CCCC) concluyó ayer que el operativo del 19 de noviembre pasado, en la farmacia Fybeca –que dejó ocho fallecidos y tres supuestos desaparecidos–, “no fue tal, sino una cita para ejecutar”.

“Los hombres que allí fallecieron, con antecedentes delictivos o sin ellos, no sucumbieron en enfrentamientos con las fuerzas del orden sino ante individuos predeterminados a eliminarlos”, agregó.

“La foto de EL UNIVERSO dañó toda una coartada (del grupo policial que intervino)”, manifestó la comisionada Cecilia Endara de Jaramillo, representante del Movimiento de Mujeres en la investigación paralela que hizo la CCCC.

Publicidad

El informe sostiene que “el mayor Eduardo González (quien dirigió el supuesto operativo con 19 agentes policiales) convirtió el patrullaje original (para entrevistarse con un informante del paradero del más buscado Marcos Eduardo Castro Carpio (a) El Marino en una masacre”.

Luego de dos meses de investigación (desde el 2 de diciembre pasado), la comisión “que actuó en representación de la ciudadanía, y tras consultar con las partes y recoger datos de los informes policiales y de Criminalística, logró el resultado del análisis”, dijo Edmundo René Bodero, coordinador de la Veeduría.

La comisionada Nelly Moreno de Jaramillo recalcó que “el juicio del supuesto asalto a Fybeca fue dividido en tres partes: la investigación de la Policía en el IV Distrito; el proceso que conoce el fiscal Héctor Vanegas, que se basa en el presunto robo que hemos desbaratado con este informe, y el entregado al fiscal Carlos Pérez Asencio, que debería ocuparse de los desaparecidos y que no ha dictado providencia al respecto”, precisó.

Publicidad

Moreno de Jaramillo destacó que “se están juzgando delitos menos graves y dejando en el limbo otros como las desapariciones y las ejecuciones extrajudiciales, catalogadas en el Derecho Internacional como crímenes de lesa humanidad, sin prescripción, especialmente cuando dos de los fallecidos son inocentes”.

Terminaba de pronunciar esta última parte la comisionada Moreno, y Dolores Vélez Párraga, viuda de Carlos Andrade Almeida (el cliente que llegó a comprar pañales y fue asesinado) rompió en llanto.
Dolores Vélez escuchó lo que exponían los comisionados y, mientras oprimía su pecho con las manos, sus enrojecidos ojos se llenaban de lágrimas, y gemía.

Publicidad

Cecilia Endara afirmó que ella sería “más positiva” en sus exposiciones, y agregó: “Allí (en Fybeca) no hubo enfrentamiento ni asalto, allí hubo un lugar de cita, entre los que llegaron en los tres automotores (supuestos asaltantes) y los policías. Y es obvio que no habiendo el tal asalto ni enfrentamiento, esto tiene que ser sancionado, y deben pagar su culpa los que ejecutaron la masacre”, señaló.

La viuda de Andrade tembló al escuchar los detalles de Endara de Jaramillo. Rafael Esteves, su abogado, estuvo como invitado a la exposición.

El informe muestra un croquis de las rutas que siguieron las unidades policiales dirigidas por el Myr. González.

En las investigaciones, González dijo que cuando se encontraba en la Av. Benjamín Carrión y Rodolfo Baquerizo reparó en la sospechosa presencia de un auto Honda Civic estacionado junto a la farmacia Fybeca, y pidió refuerzos. La comisión concluye que como todas las unidades coincidieron en llegar al punto, “el destino del escuadrón policial fue la farmacia Fybeca y no la ciudadela Las Orquídeas”.

Publicidad

CONCLUSIONES DEL INFORME
DESTINO
El operativo siempre tuvo por destino la farmacia Fybeca del Albocentro.

YERRO
La Policía calificó de delincuentes al cliente Carlos Andrade Almeida y al mensajero de Fybeca, Guime Córdova, rectificando dichos calificativos cuando la prensa aclaró el yerro. A Andrade le colocaron una granada junto a su mano.

ARMAS
Criminalística afirma que las armas que la Policía aduce pertenecían a los fallecidos, no fueron disparadas.

POR LA ESPALDA
La mayoría fueron baleados por la espalda, lo que significa que jamás existió enfrentamiento armado. Unos alzaron sus brazos en señal de rendición y otros fueron rematados en el piso.

COARTADA
Los empleados de Fybeca fueron encerrados por más de cuatro horas en una bodega, hecho solo comprensible para preparar una coartada que respaldara otra, la de la Policía.

FOTOGRAFÍA
Es obvio que Johnny Gómez y César Mata fueron embarcados en el Pathfinder rojo de la Policía. La foto que muestra a Gómez con el rostro cubierto, reconocida por su cónyuge Dolores Guerra, es reveladora.

VULCANIZADOR
El vulcanizador que quiso respaldar a la Policía al sostener que vio a Gómez y Mata después de los hechos, quedó descartado por la declaración del testigo presentado por Ecuavisa, y del mismo vulcanizador, quien confesó haber declarado con presiones de la Policía.

GONZÁLEZ
La abogada del Myr. Eduardo González (Luz María Pico) negó en principio que él hubiera intervenido en la masacre, negativa que luego fue desmentida por  González, “cuyo historial en materia de acciones sangrientas, similares al caso Fybeca, resulta  impresionante”, según el informe.