Colombia propone política común a países productores para competir en los 10 nuevos países de la Unión.

Cuando uno de los cuatro vuelos que a diario llegan al aeropuerto de Carepa, el municipio antioqueño de 43.487 habitantes, ubicado al noroeste de Colombia, se proyecta la imagen de la actividad que mueve la economía  de la región: los alrededores albergan extensas plantaciones bananeras semitecnificadas y tecnificadas.

El poblado está cerca de los cuatro municipios que forman el eje bananero colombiano, el segundo competidor de Ecuador. Desde allí  se movilizó, en el 2003, más del 80% de las exportaciones bananeras que para Colombia significaron  380’826.743 dólares.

Las vías que conectan Carepa con el resto de poblaciones se encuentran en óptimas condiciones y varias vallas que han sido colocadas anuncian la importancia que para la región tiene la actividad bananera.

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Octavio Ortiz, un trabajador bananero, dice que el banano no es sola una fruta, “es un alimento y así nos inculcan por aquí”.  La filosofía se multiplica a manera de instrucción en las haciendas de la zona, donde  se cultivan 31 mil hectáreas (de las 42 mil que tiene Colombia).

El caso no es aislado. Tanto en el Urabá antioqueño como en Santa Marta, la segunda zona bananera colombiana, los productores y comercializadores se preparan para las condiciones y apertura de un nuevo mercado formado por 10 naciones que se unen a la Unión Europea (UE).

En Medellín, sede de la Asociación de Bananeros de Colombia (Augura), el organismo que agrupa a las principales comercializadoras y donde residen los más fuertes productores de Colombia, se tiene una postura: explorar puntos comunes con otros países  bananeros de la región para manejar una negociación con la UE.

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John Jairo Gallego, secretario general de Augura, indicó que  los países productores latinos “tienen mayores posibilidades si van de una manera unificada en las negociaciones”. La tesis colombiana es iniciar una defensa por las producciones bananeras  e impedir que el ingreso de nuevos volúmenes a los 10 países  “no distorsionen los precios”.

Los bananeros colombianos tienen un escenario interno definido, que encuentra sus fortalezas en los mecanismos de producción, que se ajustan a las exigencias del mercado europeo y un gremio fuerte que representa a productores y comercializadores (exportadores).

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Eduardo Ledesma, director ejecutivo de la Asociación de Exportadores Bananeros del Ecuador (AEBE), dijo que “es interesante la posición de Colombia, pero Ecuador debe hacer una estrategia propia por ser el primer productor”.

El precio FOB (en barco) promedio de la fruta colombiana presentó mejorías. Los valores, por ejemplo, en el 2003, fluctuaron entre $ 5,37 y $ 5,40 por caja.

El nivel de productividad en las fincas, que en la zona Urabá, donde están los municipios bananeros, se ubica en 1.657 cajas por hectárea. Este porcentaje suele subir a 1.745 cajas/has.

El gobierno colombiano extendió una línea de crédito para que las fincas bananeras puedan mejorar su infraestructura y calificar a las certificaciones Eurepgap, norma que ahora exige el mercado europeo para comercializar la fruta.

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2,20% CRECIÓ
El hectareaje de las plantaciones bananeras colombianas. En el 2002 se reportaron 41.100 ha sembradas y el año anterior fueron 42.006 hectáreas.

1.657 CAJAS
Por hectárea es el promedio de productividad de las plantaciones de la zona de Urabá. La comarca alcanza en temporadas altas hasta 1.745 cajas/hectárea.
 
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