El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, fue interrogado este jueves por la Policía con relación a un caso de corrupción que podría llevarlo a renunciar al cargo, mientras sus críticos reaccionaban ante sus inesperadas afirmaciones de esta semana sobre la evacuación de colonos judíos de la Franja de Gaza, diciendo que solamente trataba de desviar la atención. 
 
El miércoles, Sharon recibió con agrado una propuesta para realizar un plebiscito en torno al plan, aceptando el reto de sus oponentes dentro de su partido Likud. La eliminación de los viejos asentamientos en Gaza y Cisjordania, así como el referendo, serían hitos en la historia israelí. 
 
Varios dirigentes de Likud no han definido su posición en el enfrentamiento. Sin embargo, el ministro de la Defensa Shaul Mofaz, dirigente de un ala radical de Likud, dijo apoyar la retirada de los colonos de Gaza.
 
"El plan para evitar los enfrentamientos con los palestinos es bueno y la evacuación de la Franja (de Gaza) dará mayor seguridad a los pobladores de Israel de la que tienen ahora", dijo Mofaz, de acuerdo con citas del diario Yediot Ahronot. 
 
La Policía llegó a la residencia oficial de Sharon en Jerusalén el jueves, para realizar lo que los medios indicaron sería una corta entrevista final antes de que se decida si se presentan cargos. 
 
El mes pasado, el empresario en bienes raíces David Appel fue sindicado por los cargos de sobornar a Sharon con 690.000 dólares para que apoyara un desarrollo turístico en Grecia. El dinero fue supuestamente pagado al hijo e Sjaron, Gilad, por servicios de mercadeo. 
 
Bajo las leyes israelíes, una persona solamente puede ser condenada por aceptar un soborno si se demuestra que tuvo la intención de cometer un crimen. Ello posibilitaría que el primer ministro no enfrente problemas.