Algunos de los cubanos que se lanzaron al mar esta semana en un viejo automóvil adaptado son los mismos que lo intentaron el año pasado en un camión, y repitieron el intento porque estaban  desesperados, afirmaron familiares. 
 
Seis adultos acompañados de cinco menores de edad salieron el lunes en un Buick verde de 1959 convertido en balsa y el miércoles permanecían a pocas millas de territorio norteamericano. Los adultos tienen entre 20 y 35 años. 
 
Mi tío es valiente, no es un irresponsable. No hay peligro con los niños. El carro es muy seguro, dijo a la AP Eduardo Pérez, sobrino de uno de los tripulantes del singular vehículo. 
 
Del grupo que se encuentra ahora en el automóvil-balsa hay cuatro personas que estaban en el camión Chevy de 1951 interceptado en el mar en julio: Marcial Basanta, Luis Grass, su esposa Isora y el niño de ambos, Angel. Eduardo Pérez es sobrino de Grass. 
 
En esta ocasión viajan también Mirlena (la esposa de Basanta), sus dos hijos y el matrimonio de Rafael y Nidia, cuyos apellidos no fueron divulgados, con dos menores. 
 
Según Pérez, el grupo se fue con el automóvil hasta la playa capitalina de Guanabo en la noche del lunes y desde allí salieron con rumbo a la Florida. 
 
El Buick es de Rafael, él ya había intentado irse con un carro de esos durante la crisis de los balseros (1994), pero las mujeres se asustaron y volvió, comentó Pérez. 
 
En esta ocasión se hizo un buen trabajo de adaptación, se mantuvo el motor original V8 con toda la mecánica y se hermetizaron las puertas, explicó el joven, quien aseguró que el proyecto se mantuvo en absoluto secreto. 
 
Del grupo anterior de emigrantes del camión, sólo Luis Grass había recibido una opción de visa legal por parte de la Oficina de Intereses de Estados Unidos, pero salió porque   estaba desesperado. Podían decirle que no y él no quería vivir en este país o luego no podría llevar a su esposa, señaló Pérez. 
 
Sumado a ello, el camión, propiedad de Grass, había sido hundido por la Guardia costera estadounidense en el Estrecho de la Florida poco después de haber sido interceptado. 
 
El camión era su única búsqueda (de vida) y lo había perdido, manifestó Pérez tras indicar que su pariente se encontraba   desesperado. 
 
Firmados en 1994, los convenios establecen la repatriación si se encuentra a los emigrantes en el mar; sin embargo si llegan a territorio norteamericano pueden recibir la residencia permanente, amparados por la Ley de Ajuste Cubano, una norma de la década de los 60 para proteger a refugiados políticos. 
 
La Habana ha protestado reiteradamente contra esta jurisprudencia pues sostiene que presiona y fomenta las peligrosas salidas ilegales. 
 
En enero las rondas migratorias, un mecanismo previsto por los acuerdos y el único punto de contacto oficial entre ambas naciones, fueron suspendidas en medio de denuncias mutuas de incumplimientos.