Veintiseis muertos y decenas de desaparecidos es el  último cómputo de víctimas difundido este miércoles por las autoridades después  de desplomarse la noche del pasado lunes un edificio residencial de 11 pisos en  Konya, centro de Turquía. 
 
Hasta el momento se desconocen las causas del siniestro. 
 
Pocas horas después del accidente, el gobernador de Konya, Ahmet Kayhan,  había dicho a la agencia Anatolia que al menos 70 personas estaban sepultadas  por los escombros. El bloque contaba con 36 viviendas y 138 residentes  registrados. 
 
Kayhan reafirmó este miércoles que hay hospitalizados 31 heridos. 
 
Se desconocía cuántas personas se encontraban allí en el momento de la  tragedia, que se produjo el segundo día de la importante fiesta musulmana de  Eid Al Adha, caracterizado por las visitas de familiares y amigos. 
 
Los primeros indicios apuntaban a una posible explosión en el sistema de  calefacción del edificio, pero el ministro de Agricultura, Sami Guclu, que  supervisa las operaciones de salvamento, no lo confirmó. 
 
"Ninguna de las personas que viven cerca del edificio que se derrumbó ha  confirmado que hubiera una explosión. Puede tratarse de un problema de  construcción", declaró Guclu a la cadena CNN-Turk. 
 
El alcalde Mustafa Ozkafa corroboró que "es casi seguro que se trata de un  fallo de construcción". 
 
El sector de la construcción en Turquía es conocido por su bajo nivel de  exigencia y por la corrupción que le afecta.
 

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