La negativa de Toni el Suizo a convertir en propaganda política una acción de puro amor popular constituye lección imposible de olvidar. Por más esfuerzos que se haga, resulta imposible pensar que una persona como él traicione lo que constituye la divisa de su obra: la solidaridad con los hombres que trabajan bajo su dirección para crear los puentes destinados a vencer los ríos correntosos, a borrar abismos y facilitar la vida de los humildes. Si fuera indispensable colocar un cartel en cada puente, debería ponerse a su autor verdadero: el pueblo que acogió la llamada de Toni y fue cargador de los tubos donados en calidad de chatarra y fue soldador y carpintero de una minga extraordinaria.

No me considero hombre muy religioso, pero si me preguntasen cómo veo la tarea de los creadores de las religiones, diré que ellos son los arquitectos que construyen los puentes indispensables para que cruce por ellos la existencia humana.

Caminador sin tregua, Toni el Suizo hace a la Tierra cada día más pequeña, pero más grande en solidaridad.

Considero que no debe culparse a los burócratas de alto o bajo rango por pensar como burócratas. Para ellos, una obra pública que no tenga un cartel con el nombre del mandatario o mandamás de turno, simplemente no existe. No poner el cartel equivale, casi casi, a robar su obra al legítimo dueño.

El recordado y querido Pedro Jorge Vera medía la decencia y el humanismo de los individuos por las acciones de solidaridad con el pueblo en sus causas justas.

Inventó, para ello, la palabra decentómetro, llamada a establecer la diferencia entre los que toman partido por las aspiraciones y luchas populares y aquellos que solo están pendientes de los propios intereses y conveniencias.

En el presente caso el decentómetro ha sido claro en sus pronunciamientos. Los numerosos mensajes enviados por internet a este Diario son elocuentes. “Para muestra basta un botón”, dice el refrán. Yo reproduzco, a continuación, tres botones.

“Si algo me queda claro de este asunto es que Toni es más ecuatoriano que el ministro Arboleda”. Hernán Maruri, Guayaquil.

“Es elemental sentido común apoyar a quien, sin interés alguno, está trabajando para mejorar las condiciones de vida de tantos ecuatorianos sumidos en el olvido”. Hernán Navas, Nueva York.

“Es deprimente que ahora no solo hay gobiernos que no hacen nada por el pueblo. Ahora tenemos un Gobierno que tampoco dejar hacer”. Francisco Núñez F., San Diego, California (EE.UU.).

A su vez, el Presidente y el Vicepresidente de la República han expresado su respaldo a la tarea del puentero suizo y el rechazo a las absurdas exigencias políticas de su Ministro de Energía. “Esa es la instrucción que hemos dado al Ministro de Energía y a la gente de Petroecuador y eso es lo que se va a hacer”.

Veremos si se cumplen esas firmes palabras presidenciales.