El presidente peruano, Alejandro Toledo, se distanció del escándalo provocado por la detención de un ex funcionario, acusado de negociar con un integrante de la red de corrupción montada en el gobierno de Alberto Fujimori.

En un mensaje difundido la noche del sábado por televisión, Toledo dijo que la actuación de su ex asesor César Almeyda “es un hecho aislado y no implica al gobierno”.

Además, tras admitir que la democracia “está en juego”, llamó a defenderla y luchar contra la corrupción.

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“En nombre de la nación, invoco a los líderes políticos a cerrar filas contra la corrupción y defender firmemente la democracia, que está hoy en juego, amenazada por la acción de una red de corrupción que se resiste a desaparecer”, afirmó el mandatario.

Almeyda es amigo personal de Toledo y fue jefe del servicio de inteligencia de Perú durante tres meses, en el 2003.

Su situación se complicó con la difusión de una grabación en la que se lo escucha hablar con el general Óscar Villanueva, quien se suicidó en el 2002, acusado de ser el “cajero” de una red de corrupción dirigida por Vladimiro Montesinos, ex jefe de los servicios secretos peruanos en el gobierno de Fujimori. Montesinos está actualmente detenido y bajo proceso judicial.

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El escándalo se suma a la renuncia del vicepresidente primero, Raúl Diez Canseco, acusado de exonerar de impuestos al padre de una joven ligada sentimentalmente con él.

Además, una serie de denuncias provocaron el alejamiento de otros tres altos funcionarios, incluida la primera ministra Beatriz Merino, en diciembre pasado.

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Toledo atraviesa uno de sus peores momentos, con apenas el 7,2% de popularidad.