El éxito académico y un masterado en Química y Bioquímica con especialización en patología molecular, logró en la Universidad de California de San Diego (EE.UU.) la ecuatoriana Carolina Valder, de 31 años.

Actualmente está por obtener el doctorado, y trabaja en el laboratorio de la misma universidad en investigaciones sobre anestesiología, con las proteínas Alfa 2 y Delta.

Sus experimentos se basan en la mutación de genes y cómo ciertas drogas combaten el dolor y las enfermedades.

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Carolina Pazmiño (su nombre de pila), nació en Guayaquil, el 3 de julio de 1972, en el sector de Orellana y Rocafuerte. Sus padres, el odontólogo Jorge Pazmiño y la colombiana Rebeca Zuloaga, ambos de 60 años, viven en Urdesa.

La historia se inicia en 1988, cuando tenía 16 años y estudiaba en el colegio Americano. Una noche, ella y un grupo de amigas bailaban en la antigua discoteca Infinity, de la ciudadela Urdesa, cuando la sacó a bailar el norteamericano Matthew Valder, un voluntario del Cuerpo de Paz que tenía 25 años.

De ese baile surgió la primera cita. Se enamoró, salió embarazada y pese al disgusto de sus padres, en agosto 5 de 1989 contrajo matrimonio.

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Como embarazó no pudo terminar sus estudios en el Americano, y lo hizo en otro colegio “donde había algunas compañeras con el mismo problema”. Se graduó y a la semana siguiente alumbró a su hija, Melissa, quien el 8 de enero cumplió 14 años.

En junio 27 de 1990, se fueron a Arizona, Estados Unidos, donde nació su segundo hijo, Johann. Antes de eso, vivieron un mes en Puerto Rico y un año en Texas.

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Se trasladaron a San Diego. Su esposo era gerente de finanzas de una compañía, y en poco tiempo el matrimonio no funcionó y al cumplir 25 años se divorció, comenta.
Con dos hijos se le hizo difícil estudiar. “Lo logré y tuve que aprender un idioma que no lo sabía bien, el inglés. Pero, le cuento que se me hizo fácil”, relata.

Pese a las dificultades y a que estaba sola, dejaba a los niños en una guardería y terminó su carrera de Química y Biología.

Aplicó para estudiar en la Universidad de California de San Diego, y uno de sus profesores, Robert Hecht-Nielsen, de la especialidad Neurobiología computacional, se congració con ella y la conminó a que se esforzara. “Miles de personas aplican cada año en esa universidad y a pocos los aceptan”, dice.

En poco tiempo ese profesor fue su suegro, porque se unió a Marcus Hecht-Nielsen, su compañero de clases. Por dos años estudió Química y Bioquímica y se dedicó a las investigaciones y experimentos.

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Siguió un masterado de dos años en la universidad de California de San Diego y luego trabajó en “investigaciones sobre anestesiología, con las proteínas Alfa 2, Delta, que son parte de una unidad de los canales de calcio, que tienen vínculo con el dolor”.

“Me enamoré de la química y me propuse estudiar para ayudar a las personas”, dice esta joven mujer que habla sin enredos el español, pese a que en Estados Unidos, con su familia solo lo hace en inglés, y a Ecuador regresa después de seis años.

Valder afirma que en EE.UU. la educación es lo primero. “Se dan oportunidades y muchas personas no las aprovechan. Pero, lo más importante es tener los papeles en regla”.

Carolina Valder no tuvo problemas porque llegó con residencia a EE.UU., por su esposo. Luego obtuvo la ciudadanía estadounidense.

Con Marcus Hecht-Nielsen, de 35 años, se conocieron hace cinco años y en noviembre pasado se casaron.

Practica deportes, especialmente surf, en compañía de Hecht-Nielsen, en las playas de la Joya, en San Diego.