La falta de oficio o el narcisismo originan libros prematuros, coyunturales o desangelados que, por desgracia, suele afamar el cenáculo literario local y sus corifeos.

Por otras razones, como la impostura de su lenguaje y la inhabilidad para crear ilusión, no hubiera firmado El viajero de Praga, de Xavier Vásconez. Tampoco El oscuro final del Porvenir, que poco aporta a la excelente narrativa de Eliécer Cárdenas. Menos aún, Tierra de Nadia, de Marcelo Báez, por petulante y acartonada.