Siguen en su orden: Paraguay, Myanmar, Tajikistán, Georgia Camerún, Azerbaiján, Angola, Kenia, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Libia, Kirguizstán, Costa de Marfil, Uganda, Sierra Leona, Iraq; y Ecuador en el puesto número 20 en el mundo, y 2º, después de Paraguay, que es el país de mayor corrupción en América Latina.

Son las estadísticas completas las que nos permiten hacer una lectura del fenómeno social que incide (desde todos los tiempos) en un desarrollo sustentable para todos los pobladores del planeta.

A estos países que se los conoce como “paraísos fiscales”, es a donde envían grandes remesas de dinero los cuatreros, que antes de ser descubiertos y enjuiciados, se acogen a la justicia –en muchos casos permisible y corrupta– para burlar aspiraciones de personas, que por estas causas quedan de generación en generación sin agua potable, luz, salud...

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En este marco de acontecimientos, es justo y necesario lo que ha hecho nuestro Presidente de la República, ante 33 mandatarios de América reunidos en Monterrey, México: solicitar a la región y al mundo que el presidente estadounidense, George Bush, facilite la lista de todos los desfalcadores de fondos públicos y privados, que están en los países nombrados por Transparencia Internacional.

Si se quiere terminar con la corrupción, debemos hacer un frente común en todo el orbe, para no permitir que unos se burlen de la justicia.

El presidente Gutiérrez está siendo consecuente con uno de los ejes de su campaña política, y plan de gobierno. En los últimos 20 años, según el Banco Mundial y organizaciones internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en Ecuador se han llevado $ 2.000 millones anuales, que si los multiplicamos por 20, es igual a $ 40.000 millones.

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Esa suma alcanzaría para pagar al contado la deuda externa ($ 16.455, al 4 de agosto del 2003, fuente Banco Central del Ecuador) e invertir en obras de desarrollo; con lo cual este país fuese una potencia socioeconómica.
Soc. Roberto Vélez M.
Manta