El Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de Norteamérica es uno de los grandes retos que el país debe afrontar. Para que lo hagamos con éxito es necesario que los ciudadanos y las ciudadanas conozcamos de qué se trata y los alcances que tiene. Debemos conocer no solo cómo afectará al Producto Interno Bruto, a las exportaciones y a las importaciones, a los índices macroeconómicos, por supuesto, quiénes integrarán el equipo negociador y qué negociarán, sino también cómo afectará nuestras vidas, esto es, cómo afectará la economía familiar, la educación y el empleo, por ejemplo.

Si se ha tomado la decisión de entrar en este proceso, es necesario que quede claro quién lidera las negociaciones y que con ese líder colaboren los demás que participarán, sean del sector público o del sector privado y cualquiera que sea su rango. Necesitamos un equipo sólido, que se mantenga durante toda la negociación y que comparta la información, el trabajo y la responsabilidad, pensando solo en el país y su gente.

Pero es necesario que entendamos, también, que para que el Tratado de Libre Comercio sea positivo para nuestro desarrollo debemos estar en condiciones de competir en el mercado internacional y de aprovechar las oportunidades que, supuestamente, nos ofrecerá el acuerdo, y que eso significa tener una población preparada para producir con calidad y participar activamente en el despegue que se trata de lograr. En otras palabras, junto a las negociaciones, hay que pensar en que los ecuatorianos necesitamos mejorar la calidad de nuestra educación, no solo porque es un derecho de todos, que es lo principal, sino también porque es requisito indispensable para insertarnos con éxito en el mundo de hoy.

Además, al mismo tiempo que se negocia, se debe pensar en cómo esto afectará las ofertas y las condiciones de empleo, y buscar la mejor alternativa. En otras palabras, lo importante es que encontremos la manera de que el Tratado de Libre Comercio sirva para combatir el más grave problema del país que es la pobreza; porque si no es así, si al fin y al cabo, el Tratado de Libre Comercio no va a servir al desarrollo humano, que es el verdadero desarrollo, ¿a qué o a quién va a servir?