Con mucha incredulidad e indignación he seguido los acontecimientos relacionados con Toni el Suizo y el ministro de Energía, Carlos Arboleda, y no puedo creer la actitud de este.

El Ministro le pregunta a Toni qué interés tiene él en construir los puentes (algo que ha venido haciendo por años) dando a entender que recibe alguna remuneración económica a cambio de su trabajo. Es que le es imposible creer que alguien pueda hacer algo únicamente por gratificación espiritual, sin fines de lucro.

Ahora yo tengo algunas preguntas para el Ministro: ¿Qué interés tiene usted en que los puentes que construye Toni se lo hagan donde usted y su grupo determinan (supuestamente con estudios y tanta burocracia, pero sin pensar en las necesidades de los pueblos abandonados), con inauguraciones, letreros y pompa?

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¿Por qué no quiere usted que Toni haga los puentes donde él ve la necesidad real de hacerlos? ¿Por qué quiere que los puentes de Toni, quien los realiza solo por amor, sean hechos bajo sus condiciones y supervisión?

En los puentes que construye Toni con sacrificio y sudor de la misma gente que va a beneficiarse de ellos, no hay licitaciones, sobreprecios, lucro, coimas, trabajos para parientes, amigos, empresas de gente a quien le deben “favores” y tantas cosas más.

¿No será porque en las obras de Toni no son tomados en cuenta para nada y, además, Toni les está quitando “mercado” (no pueden ustedes construir un  puente donde ya hay uno) por lo tanto hay menos posibilidades de obtener beneficios?

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Por eso a unos les cuesta tanto creer que Toni solo hace su trabajo porque tiene un corazón enorme.

Esperamos que el Presidente demuestre al país quién manda aquí y ponga en su lugar a Arboleda.

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Deseamos que Toni siga adelante con sus obras aquí, allá, o donde sea que esté en el mundo viendo las necesidades de los hombres. Que Dios lo bendiga.

Mónica Pinto
Quito

Como parte sustancial e innegable en la conciencia de los seres humanos coexisten el bien y el mal, polos opuestos de una misma  naturaleza. Son estas fuerzas sutiles que nacen en lo más profundo del individuo las que  lo motivan a realizar  actos sublimes de amor o torpes acciones de ambición y egoísmo.

Pero, lamentablemente y al igual que la oscuridad es necesaria para que la luz resplandezca, así también se debe entender que lo negativo sirve para engrandecer lo positivo.

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Existen seres que han trascendido el plano común de existencia, renunciantes que dejando atrás su ego, entendieron que servir a su prójimo es la mejor forma de enriquecer su espíritu y de acercarse a Dios. Asimismo, y en el otro extremo, hay los elementales, en los que, desgraciadamente, el mal, la ambición y la vanidad que reina en sus corazones ha desplazado totalmente cualquier rasgo de bondad que posiblemente el Creador les dio al nacer, y confundidos, creen que la grandeza se logra con la posesión de riqueza material y poder político.

Toni el Suizo es un claro ejemplo de los primeros, mientras que quienes le condicionaron la entrega de la chatarra (o le negaron la oportunidad de servir a los más necesitados)  encajan perfectamente en el prototipo de los segundos. Gracias a la torpeza de funcionarios públicos, a los que el calificativo de mediocres les queda aún grande, el ejemplo de amor y humildad que este extranjero ha dejado en el Ecuador se ha visto engrandecido.

Si Jesús, hace dos mil años, no hubiese tenido detractores que llegaron a crucificarlo, mensajes suyos que trascendieron el tiempo como “Por sus frutos los conoceréis”, no se podrían ahora aplicar con tanta exactitud en acontecimientos vergonzosos como los propiciados por quienes temporalmente manejan  este país.

Juan Moreno Vintimilla
Bahía de Caráquez

¡Qué corrupción! Parece mentira que sigamos así, en nuestro Ecuador. Hasta se nos quitan las ganas de regresar a nuestro país.

Doy gracias por estar acá en España.

Hilda Sánchez
Valencia, España