Diez personas murieron y 50 resultaron heridas este jueves en un atentado suicida en un autobús cerca de la residencia oficial del primer ministro Ariel Sharon, quien no se encontraba en la zona, informaron la Policía y paramédicos. 
 
Hasta el momento nadie se ha adjudicado la responsabilidad. La explosión coincidió con un intercambio de prisioneros auspiciado por Alemania entre Israel y el grupo guerrillero libanés Jezbolá. Se desconoce si hay un vínculo entre ambos sucesos. 
 
La detonación se produjo justo antes de las 9 de la mañana en el distrito Rehavia, en el centro de Jerusalén, a solo 15 metros de la residencia de Sharon. En ese momento el primer ministro estaba en su granja en el sur de Israel, dijeron sus asesores. 
 
Su portavoz, Raanan Gissin, dijo que el ataque ilustra la causa por la cual Israel está construyendo un muro en Cisjordania. 
 
Después de la explosión, Sharon y su canciller, Silvan Shalom, anunciaron que habían cancelado una reunión en la que participaría Estados Unidos, los palestinos y donantes internacionales que ayudan a financiar el presupuesto de la Autoridad Palestina. La reunión buscaba ayudar a la reanudación de las conversaciones de paz. 
 
A Abdel Aziz Rantissi, un líder de Hamas en Gaza, le faltó poco para adjudicar la responsabilidad a su grupo, que ha realizado decenas de atentados suicidas.
 
"No importa quién realizó esta operación. Lo único que es muy importante es que estamos resistiendo a los que vinieron... a ocupar nuestra tierra y a matar a nuestro pueblo", dijo. 
 
Eli Beer, un paramédico, dijo que las víctimas quedaron dispersas en un área amplia. 
 
"Hubo muchas lesiones graves, muchas personas lesionadas estaban mal, a muchas les faltaban miembros", dijo. 
 
Bret Stephens, editor en jefe del periódico Jerusalem Post, estaba cerca del sitio en el momento de la explosión. "Había cristales y restos humanos por todos lados", dijo. 
 
Un residente del lugar, que solo proporcionó su primer nombre, Ofer, dijo que escuchó la explosión y corrió al sitio.  "Vi cosas que ya nos estamos acostumbrando a ver: un autobús con la parte trasera desprendida, gente saltando de él para escapar", dijo al Canal 10 de televisión. 
 
El portador de los explosivos iba en la parte trasera cuando los hizo detonar, dijo Mickey Levy, jefe de policía de Jerusalén. 
 
"Fue un ataque muy grave contra un autobús lleno de pasajeros", agregó. "De acuerdo con lo que sabemos hasta el momento... se trata de un atentado suicida". 
 
El autobús pintado con franjas verdes quedó quemado, con cables colgando por todas partes. Un costado quedó abierto y también perdió la mitad trasera del techo. 
 
Funcionarios de la Autoridad Palestina condenaron el atentado. "Este círculo vicioso solo puede romperse por la renovación de un proceso de paz significativo", dijo el negociador palestino Saeb Erekat. "De otra manera, la violencia alimentará la violencia, las balas engendrarán balas". 
 
El primer ministro palestino Ahmed Qureia hizo un llamado "a todas las partes para detener esta serie de violencia sangrienta, declarar un cese al fuego y reanudar el plan de paz auspiciado por Estados Unidos". 
 
Investigadores de la policía con perros registraron el autobús. Los paramédicos se llevaban a los heridos en camillas. Gente asombrada y llorosa deambulaba por la zona. 
 
El ataque más reciente de este tipo en Israel fue un atentado suicida el 25 de diciembre en una parada de autobús en las afueras de Tel Aviv, que mató a cuatro personas.