Alguna vez, amigas y amigos, ustedes leyeron en esta columna renglones parecidos a los que hoy les entrego. No se extrañen, un viejo maestro me enseñó que las cosas sabidas, cuando no se las repite, cuando no se las tiene presente, se termina finalmente olvidándolas. Vale, entonces, reforzar conocimientos y hacer que afloren hasta nuestra conciencia el cúmulo de nociones y vivencias subconscientes. Más que un recetario para estas vacaciones, estas líneas contienen propuestas de temas para la discusión familiar, para una tertulia de sobremesa, incluso contiene posibles metas realizables.

– Las vacaciones son un tiempo en el cual dejamos de hacer nuestra actividad de todos los días, cambiamos de horario y dependemos más de nosotros mismos; es un tiempo hábil para el descanso, para la recuperación física, para la unión familiar, para conocer nuestra geografía nacional, para adquirir o practicar destrezas.

– El ocio es la ausencia de actividad, la pérdida innecesaria del tiempo, la carencia de metas y de planificación; el ocio va de la mano con la pereza, con la molicie, con el desgano, con el aburrimiento. Nuestros mayores decían que “el ocio es mal consejero” y “la pereza, la madre de todos los vicios y pecados”.

– El tiempo es la única herramienta con la cual fabricamos nuestro futuro, bueno o malo; por qué olvidarlo. El tiempo bien usado: en descansar, aprender algo nuevo, hacer nuevas amistades, conocer nuestro país, leer un libro, admirar la furia del mar en un aguaje, observar el vuelo de alcatraces y gaviotas, ser testigos de una puesta de sol o de un amanecer, aprender a conversar, pulsar una guitarra, ver una buena película, practicar el deporte favorito, bailar hasta cansarse, gozar de nuestros soles y de nuestras playas, son formas de empleo adecuado de ese tiempo que lo tenemos libre y que nos pertenece.

– En mi niñez y juventud, hace “añísimos”, con frecuencia se nos decía que las “vacaciones son semanas aptas para la cosecha del diablo”. Vale la pena que los padres de familia, a quienes les interesa mucho la formación moral de sus hijas e hijos, interioricen el mensaje de esta sentencia. En ocasiones, luego de un año de trabajo con los vástagos para que ellos estudien y formen su voluntad, en vacaciones como que se aflojan las riendas, se cierran los ojos, nos volvemos sordos y por demás permisivos con los hijos; es entonces cuando el “diablo” cosecha sin esfuerzo porque empiezan los adolescentes y jóvenes a perturbarse con películas inconvenientes, porque se acercan a personas que no son buenos amigos, porque la droga se hace presente en sus vidas o porque se inicia una carrera de irrespeto a los padres y, de manera especial, a los valores que ellos representan.

– Mi sugerencia, amigas y amigos: viajen por Ecuador. Conozcan nuestro país. Lo encontrarán extraordinario y maravilloso y ciertamente ustedes y sus hijos empezarán a quererlo de manera diversa. Ustedes saben que soy un querendón de Ecuador y que aprendí a quererlo cruzando sus ríos y sus mares, viajando por nuestras carreteras y chaquiñanes, respirando el aire de las montañas a bocanadas.

Escríbanme, por favor; la próxima semana les diré a dónde y cómo viajar.