Una huelga de 48 horas contra la política económica del gobierno dominicano comenzó este miércoles con algunos incidentes aislados y una baja sustancial en el transporte y el comercio.
"Hasta este momento, todo se mantiene en calma", declaró el vocero de la Policía Nacional, en una evaluación de las primeras seis horas de paralización, que se inició a las 06h00 local (10h00 GMT).
Los noticieros televisivos, sin embargo, reportaron varios heridos en distintas provincias de la región norte y uno en Capotillo, en la zona norte de la Capital, ambos en circunstancia aún no esclarecidas.
Los organizadores de la protesta denunciaron el apresamiento de Fidel Santana, coordinador nacional del Frente Amplio de Lucha Popular, y otros cien dirigentes a nivel nacional, pero la Policía aún no confirmó ni desmiente la información.
"Denunciamos las acciones represivas de la Policía Nacional, por el virtual cerco que hemos sufrido en este local por parte de efectivos de la Policía Nacional y el servicio secreto" declaró el activista Jesús Adón, en una rueda de prensa de la Coordinadora Nacional de Lucha.
En Washington, el departamento de Estado prohibió a sus diplomáticos abandonar Santo Domingo, les ordenó que no visiten algunas zonas de la capital y dijo contar con informes sobre incidentes.
El departamento de Estado dijo que la embajada reportó que recibió información no confirmada sobre disturbios callejeros, incluyendo vehículos incendiados, en el barrio Los Praditos de Santo Domingo.
Las labores de transporte se desarrollaban con un ritmo similar al de los días feriados, la visita de público a las oficinas públicas es prácticamente nula y la docencia fue totalmente suspendida.
Las principales arterias comerciales lucen desoladas, con escasos establecimientos abiertos al público.
Agentes policiales y militares patrullan las calles portando armas largas y muchos de ellos llevan sus rostros pintados, pero el jefe del Ejército Nacional, Jorge Zorrilla Ozuna minimizó la situación.
"Estamos muy contentos de ver cómo se han ido desarrollando todas las actividades. Veo muchos comercios abiertos, veo personas que están transitando y eso nos hace sentir muy contentos", sostuvo el militar durante un recorrido por la parte norte de Santo Domingo.
Los huelguistas demandan declarar una moratoria en el pago de la deuda externa, prohibir por dos años la importación de bienes suntuarios y disponer impuestos selectivos a esos bienes y a los inmobiliarios.
Exigen también eliminar el impuesto a la comercialización de los combustibles derivados del petróleo y otras medidas que contribuyan a contrarrestar la escalada alcista en los precios de la canasta familiar.
El presidente Hipólito Mejía dijo el martes que las demandas no son viables en las actuales circunstancias y además descalificó el paro, por "perjudicial" para los sectores productivos.
"Esta huelga resulta inoportuna, perjudicial a los sectores productivos, peligrosa para la paz social y no contribuye en nada a la solución de los problemas económicos que padecemos", dijo el gobernante en un discurso televisado.
Pero hasta los obispos de la Iglesia católica recuerdan al gobierno que la población tiene razones para protestar.
"El pueblo dominicano está contemplando la progresiva devaluación de su moneda nacional y por consiguiente (...) la subida del precio de los derivados del petróleo, del transporte, de las medicinas, de los artículos de consumo diario, de la tarifa eléctrica y telefónica", declaró la Iglesia en un comunicado.