Para Toni, ni un solo tubo, sentenció el Ministro de Energía. Y esta orden, unida al relato de haber sido condicionada la entrega del material de desecho, que requería para poder continuar su labor altruista en beneficio de los pueblos aislados y abandonados del Oriente ecuatoriano, por propaganda política a favor del régimen, nos llenó de vergüenza. Ese rubor que subió al rostro de muchos ecuatorianos, al enterarnos del hecho, ese sí es: Otra obra de Lucio.

La acción del inefable Ministro vendría a ser como si viéramos que un niño se muere de inanición y viene un caritativo extranjero y sin pedirlo siquiera se apresta desinteresadamente a alimentarlo, y entonces su padre, responsable de cubrir sus necesidades, pone condiciones para permitirle al foráneo cumplir con una acción que él está obligado a realizar.

O como si se impusiera a las voluntarias, esas aves diligentes y generosas que están regadas en hospitales y albergues, a llevar escrito en los mandiles: Esta es obra de lucio.

Una vez más este Gobierno demuestra una total miopía e insensibilidad social. Una vez más muestra que hay mentes cuadriculadas y rígidas que hacen una lectura distorsionada de la realidad y que tienen una especial habilidad para contribuir a deteriorar la imagen del Gobierno. Una vez más se corrige y se contradice. Otra vez Lucio Gutiérrez da cuenta de contar con asesores que más parecen promotores de ferias, que en su afán de ser serviles aduladores del régimen atentan contra la misma imagen que quieren encumbrar. Sus asesores y círculo íntimo parecieran estar comprometidos en un culto a la personalidad. La lambonería asumida al máximo grado de estulticia.

Solo sería entendible este vergonzoso suceso si el Ministro no conociera quién es Toni y su obra inconmensurable y desinteresada a favor del Ecuador y de otros países como Colombia, Honduras, México, Camboya, que han sido beneficiarios de su admirable trabajo altruista en tiempos globales y despiadados, por el que ha recibido los reconocimientos y el amor de los grupos humanos más pobres del planeta a los que sirve. Si aún conociéndolo ha actuado así, demuestra insensibilidad y sobre todo una ingratitud del tamaño del firmamento.

El silogismo oficial había sido así: “La tubería pertenece a Petroecuador, Petroecuador pertenece al Gobierno... los puentes hay que hacerlos en nombre del señor presidente Gutiérrez con letreros e inauguración”, relató Yánez, compañero de Toni.

¿Qué podemos esperar de autoridades como estas, además de llenarnos de vergüenza? ¿Dónde está la inteligencia y el corazón de nuestros gobernantes? No se le estaba pidiendo algo que no podían dar. Acciones como estas nos llenan de ignominia en el concierto de las naciones en donde el trabajo de Toni es reconocido y admirado.

Lástima, no por ellos, sino por las comunidades olvidadas a las que Toni deja de servir, en donde nunca llegan las acciones del Gobierno pero sí la promoción presidencial. Perdón Toni por esta ceguera en un país en que la gente se muere de hambre, pero en el que se desperdician créditos de millones de dólares solo por la ineficiencia de sus gobiernos.

Perdónalos Toni, no es el pueblo, no es la gente, es la ignorancia o el desatino jugando la rayuela en los cargos públicos. Perdónalos, ellos no saben lo que hacen.