Una delegación del Congreso estadounidense llegó a Trípoli a bordo de un avión de la Armada, el primero con bandera de Estados Unidos que aterriza en esta capital norafricana desde que el coronel Moamar Gadafi tomó el poder por las armas en 1969.
 
Los siete legisladores norteamericanos elogiaron las recientes reformas adoptadas por el hombre fuente libio a quien el presidente Ronald Reagan llamó   bárbaro.
 
Estamos encantados con la apertura de un nuevo capítulo en nuestras relaciones, dijo el representante republicano Curt Weldon, que descendió del avión con una insignia de las banderas de ambos países prendida de la solapa.
 
Digo al líder libio, que ha dado el primer paso, indicó Weldon, que   una vez que nuestros gobiernos completen el proceso de formalizar las relaciones, no hay límite a lo que podremos realizar juntos.
 
El representante demócrata Solomón Ortiz se limitó a indicar que   queremos ser amigos.
 
El avión militar estadounidense fue el primero que aterrizó en Trípoli desde 1969, guando Gadafi dio un golpe de estado y se adueñó del poder.
 
Desde entonces, los aviones de Estados Unidos se limitaron a sobrevolar el país, especialmente en 1986 cuando bombardearon varios objetivos libios y mataron a 37 personas, entre ellas una hija adoptiva del hombre fuerte libio, en represalia por el atentado contra una discoteca alemana que mató a un soldado estadounidense y a una turca.
 
Estados Unidos impuso ese año sanciones económicas a Libia, al acusar al régimen de Trípoli de respaldar a grupos terroristas. Diez años después, Washington amenazó con castigar a las empresas europeas de países aliados con una presencia comercial significativa en Libia e Irán.
 
No creo que podamos alterar la historia, pero comprendemos también que podemos avanzar juntos hacia un nuevo comienzo, dijo Wilson.
 
En el último año, Gadafi ha dado un giro de 180 grados. Admitió primero que su país participó en el atentado de 1988 contra un avión de Pan Am cuando sobrevolaba la localidad escocesa de Lockerbie, y acordó pagar 2.700 millones de dólares a los familiares de esas víctimas.
 
Admitió además que intentó desarrollar armas de destrucción masiva -incluyendo bombas nucleares-  e invitó a inspectores norteamericanos y británicos a examinar sus programas bélicos y a desmantelarlos.