Decenas de padres se apostaron ayer afuera de la Escuela de Formación de Oficiales y Tropa (EFOT) de la CTG, al norte de Guayaquil. Ellos exigían que sus hijos, reclutados como aspirantes a vigilantes en septiembre del 2002, ya se gradúen. El curso tenía una duración inicial de nueve meses. Y actualmente 115 jóvenes (35 mujeres y 80 hombres) continúan su entrenamiento en la EFOT.

“No queremos seguir trabajando gratis: nos mandan a la calle a controlar el tránsito, todos los días. Ya cumplimos todo el programa y cada vez atrasan más la ceremonia”, decía Reina Cornejo ayer, mientras sus compañeros repetían las quejas. Su incorporación debe aprobarla el Comité de Becas y Sanciones de la CTG (que se reúne la próxima semana por este motivo), presidido por el contralmirante Manuel Zapater Ramos, jefe de la I Zona Naval.

“No existe ninguna tardanza, sino que se revisa minuciosamente cada ficha. No todos pueden graduarse, sino los realmente aptos. Hay que completar un puntaje”, justifica el director ejecutivo de la CTG, Roberto Pólit.