La Alta Comisaría de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) anunció este viernes en Ginebra que el alto comisionado adjunto Kamel Morjane visitará Ecuador y Colombia para evaluar la gravedad de la crisis humanitaria provocada por el conflicto colombiano.
 
Morjane viajará a la región que cruza el río Atrato, en el noreste de Colombia, que ha sido escenario de matanzas de civiles y donde la ONU teme que se esté incubando un grave problema humanitario debido a que sus 180.000 habitantes, la mayor parte de ellos indígenas y afro-colombianos, sufren escasez de productos básicos y medicinas.
 
A esto se suma el aumento de casos de malaria debido a que el frecuente bloqueo de la zona, tanto por parte de los grupos rebeldes como del ejército, impide que los enfermos reciban un tratamiento médico apropiado.
 
El representante planea además reunirse con el presidente colombiano, Álvaro Uribe, autoridades de su gobierno, así como con representantes de la sociedad civil.
 
La administración colombiana calcula que en los últimos tres años alrededor de un millón de personas fueron desplazadas por la guerra interna, mientras que otras fuentes cifran en 3 millones ese número desde 1985.
 
Tras una semana en Colombia, Morjane se trasladará a Ecuador, donde visitará la región fronteriza a la que llegan de manera casi permanente colombianos que huyen de la violencia y buscan asilo.
 
Allí inspeccionará algunos proyectos destinados a incrementar la seguridad de este vulnerable grupo, así como a mejorar las condiciones de vida de la población local que les acoge.
 
En el último trienio, cerca de 21.000 colombianos han solicitado formalmente el estatus de refugiados en Ecuador y la cifra va en aumento.
 
En Quito, el alto funcionario internacional tiene previsto reconocer ante las autoridades del país el respeto que ha mostrado Ecuador a los principios humanitarios en medio de esta difícil problemática.
 
Por otra parte, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) anunció que continuará hasta 2006 con su programa de fortalecimiento comunitario en varias provincias de la frontera norte del Ecuador con nuevos fondos ascendentes a 36 millones de dólares.
 
El programa comprende acciones destinadas a mejorar las condiciones de vida de los residentes en esa región en vista del flujo creciente de inmigrantes y desplazados provenientes de la vecina Colombia.
 
La OIM busca preparar a las comunidades ecuatorianas en la recepción e integración de esos grupos, explicó la portavoz Niurka Piñeiro.
 
Gracias a la prórroga del proyecto, financiado por Estados Unidos, en los próximos tres años se construirán diversas infraestructuras como sistemas de agua y saneamiento, puentes, caminos y obras de riego.