Tres grandes maletas reposan sobre el suelo, en su interior no hay más que una muda de ropa para entrenamiento, y la mayor parte del espacio está vacío.

Ocho horas de largo viaje soportó Robert Riofrío, arquero de 21 años, el pasado martes 13 de enero, desde Esmeraldas hasta Guayaquil. Salió con 20 dólares en sus bolsillos.

Hoy, lleva diez días hospedado en el hotel Sol de Oriente, junto a cuatro compañeros, todos ellos esperando demostrar sus cualidades futbolísticas en Barcelona.

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Él (Riofrío) jugó en el Esmeraldas Petrolero, club que perdió la categoría. Su deseo de mejorar su calidad de vida lo trajo a Guayaquil.

Es común en inicios de cada año ver, cómo futbolistas de algunas regiones del país se acercan a las instalaciones de los clubes más prestigiosos en busca de trabajo.

Jaime Méndez (19), juega de lateral izquierdo; Christian Chila (19), volante; Nelson Mesías (25), defensa central; y, Luis Quiñónez (19), delantero, permanecen en las habitaciones 606 y 607, descansando del intenso trabajo físico a los cuales son sometidos, en la academia Alfaro Moreno.

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El presidente del Esmeraldas Petrolero, Williams Camacho, y César Colorado convencieron a los jugadores a venir hasta Guayaquil para que se prueben en Barcelona.

“Nos arriesgamos a venir, pero queremos saber qué pasará porque todavía no hacemos fútbol”, dice Riofrío.

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Mesías, quien llegó con 10 dólares, menciona que la situación se ha complicado, ya que Esmeraldas Petrolero y Unión Deportiva Juvenil, descendieron a la segunda categoría.

“Tenemos que venir a probar suerte en Barcelona. Queremos salir de Esmeraldas”, señala.

Riofrío presiona teclas en su celular a la vez que Mesías se sincera y cuenta que dejó a sus dos hijas (Nayel, 3 años, y Camila, 2 meses).

Ellos experimentan una clase de tranquilidad e incertidumbre. El hospedaje lo paga el presidente del club torero, pero desean mostrarse y tener claro su futuro. No quieren ser engañados.

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Sus únicas distracciones son unos naipes desgastados, el malecón Simón Bolívar y el televisor de la habitación.

En estos diez días de espera, los futbolistas esmeraldeños se despiertan pensando en quedarse en Barcelona.