El cerro Cacharí, una elevación natural de tierra en medio de la llanura de Babahoyo, encierra en sus entrañas cuevas y pasillos de piedra, construidos por aborígenes hace más de  500 años, según datos preliminares.

Piedras gigantes acomodadas como si obedecieran los trazos de algún plano, para convertirse en pared o en techo de oscuras cuevas y estrechos pasadizos, dominan el corazón del cerro Cacharí, un montículo que se levanta en medio de la llanura de la parroquia rural Barreiro, a 45 minutos de Babahoyo.

Que se trata de los restos de  una antigua ciudad perdida es una de las explicaciones que dan algunos moradores mayores de la capital fluminense, quienes transmiten misteriosas leyendas en torno a esos megalitos. Una de ellas es sobre una mujer vestida de blanco y de cabello rubio que sale al encuentro de los hombres al caer la tarde. Si ellos le dicen que desean objetos de valor se los lleva para siempre.

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Aquellas historias no asustan a los más jóvenes, especialmente aquellos estudiantes de la Universidad Técnica de Babahoyo que cruzan el río para escalar la elevación, como una demostración de destreza. En las piedras dejan plasmados sus nombres, mensajes de amor, fechas y algunos garabatos. Grafías que se contraponen a la antigüedad de esas estructuras que tienen al menos 500 años, según la primera evaluación histórica que ha elaborado un equipo de especialistas, liderado por el arqueólogo Marcos Suárez Capelo, jefe de la subdirección regional del Litoral del Instituto de Patrimonio Cultural, en octubre del 2003.

Las apreciaciones iniciales permitieron estimar que perteneció a la última cultura de la cuenca del río Guayas, los denominados Milagro-Quevedo o el reino de los Chonos, aunque está por descubrirse si también fue utilizada en épocas anteriores. “Si determinamos que los chonos fueron los únicos que utilizaron el cerro estamos hablando del siglo XVI, antes de la llegada de los españoles, pero debemos hacer excavaciones en los alrededores para establecer si culturas más tempranas lo conocieron”, dice Suárez.

En la cuenca baja del Guayas hay culturas más antiguas como Valdivia (1.200 a.C.), pero se desconoce si al pie del cerro hay vestigios de esa civilización.
Se ha determinado que los nativos desarrollaron sobre una formación natural una estructura para rituales. Usando la terminología andina sería una huaca o lugar sagrado para los indígenas. En las primeras indagaciones se descubrieron pasillos, cuevas, arcos y dos terrazas, una que coincide con la salida del sol y la otra con la puesta. La dimensión total de la estructura se podrá conocer con una excavación, donde también se espera encontrar restos de la actividad que desarrollaron allí los aborígenes.

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El proyecto para la investigación arqueológica del cerro y el análisis de piezas en laboratorio ha sido presentado al Municipio de Babahoyo y se espera su aprobación para comenzar el trabajo. Otro punto descifrado en Cacharí es lo que pudiera ser una especie de escalera en el exterior del montículo, aunque a simple vista parece una superficie rocosa, tiene modificaciones intencionales que permiten escalar e ingresar por las diferentes entradas a aquella estructura.

Las indagaciones evidencian que en ese sitio se efectuaron fracturas en las formaciones rocosas y se movieron  grandes volúmenes de roca. ¿Cómo los aborígenes cortaron aquellas piedras inmensas? Según Suárez,  utilizando cuñas (piezas para ajustar, romper o sujetar cosas) de madera que introdujeron en las ranuras de las rocas, luego las mojaron; el agua ocasionó que se expandiera y finalmente la roca se fracturó. Luego, con palancas, también de madera, las movieron y colocaron en el sitio adecuado. Hay detalles como hendiduras y rastros de los cortes, que se observan a simple vista. Un informe preliminar del patrimonio geológico del cerro reveló que se trata de la tonalita, un tipo de piedra de origen volcánico.

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Desde la parte alta de la elevación,  punto de referencia para el Posicionamiento Geográfico Satelital (GPS), hay un hito del Instituto Geográfico Militar, se descubrió que en la llanura hubo camellones (vestigios de agricultura antigua) que han sido destruidos por los cambios de régimen agrícola, y también montículos que corresponden a tolas. En el plan presentado a la Alcaldía también se consideran estos puntos. Además contempla las posibilidades turísticas que se pueden aprovechar en el cerro, con la formación de un centro de interpretación, vinculado a elementos agrarios de los alrededores de Babahoyo. La información preliminar recopilada sobre el cerro Cacharí, reconocido oficialmente como patrimonio cultural y geológico (2001), se prevé publicar en los cuadernos de Historia y Arqueología de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo del Guayas, en octubre del 2004.