Un activista británico que había estado en coma desde que recibió un disparo de un soldado israelí mientras ayudaba a los civiles israelíes a protegerse durante un tiroteo murió nueve meses después del suceso, dijo este miércoles su familia.
 
El ejército israelí arrestó a un soldado a fines del año pasado, por disparar a Tom Hurndall, y lo acusó el lunes de causar lesiones corporales graves. Fuentes de seguridad dijeron que con la muerte de Hurndall las acusaciones podrían ser elevadas al grado de homicidio.
 
Hurndall, de 22 años, murió ayer en el hospital de Londres donde estaba internado, clínicamente muerto, tras recibir un disparo en la cabeza de un francotirador israelí el 11 de abril del año pasado.
 
Amigos del activista dijeron que él usaba una chaqueta de color naranja brillante para ayudar a los niños a cruzar la calle en medio de un tiroteo en el pueblo de Rafah, en la Franja de Gaza, cuando recibió el disparo.
 
El soldado israelí inicialmente dijo que había abierto fuego contra un hombre armado con una pistola, pero más tarde "admitió haber disparado en la proximidad de un civil desarmado como disuasión", de acuerdo con el ejército israelí.
 
En la cancillería británica, la baronesa Symons dijo en una declaración que Londres continuaría instando a las autoridades israelíes a realizar su investigación "exhaustivamente".
 
El gobierno israelí dijo que examinaba el tiroteo con "la mayor severidad" y que estaba "actuando para asegurar que se haga justicia".
 
El Movimiento de Solidaridad Internacional, un grupo pacifista para el que trabajaba Hurndall, también perdió recientemente a otra activista, la estadounidense Rachel Corrie, en los territorios palestinos.
 
Corrie murió aplastada por un buldózer israelí cuando intentaba impedir la demolición de una casa palestina. El ejército dijo que su muerte fue accidental.