La Cumbre de las Américas concluyó este martes con un despliegue de divergencias entre los participantes, incluyendo roces entre Chile y Bolivia, una polémica sobre el del Área de Libre Comercio de las Américas (Alca) y advertencias del presidente estadounidense George W. Bush contra Venezuela y Cuba, único país ausente.
En menos de 24 horas de reunión plenaria, la primera en dos años que trajeron cambios políticos importantes en la región, diferencias y hasta viejos conflictos territoriales salieron a la palestra en un evento previsto para ser un reencuentro.
El presidente mexicano Vicente Fox clausuró la cumbre a la que asistieron jefes de Estado o Gobierno de 34 países -todo el continente salvo Cuba- con un llamado a "atender a los sectores más desfavorecidos" de la región y redoblar esfuerzos para reducir "la pobreza, el hambre y la desigualdad social".
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Pero la exigencia del presidente boliviano Carlos Mesa en reunión plenaria de que se atienda su reclamo de tener una salida al mar perdida a finales del siglo XIX a manos de Chile, fue un golpe de efecto que retrasó toda la ceremonia y provocó un incómodo intercambio de recriminaciones.
El presidente chileno, Ricardo Lagos, replicó que no se trataba del foro adecuado y ofreció en cambio "relaciones diplomáticas aquí y ahora", lo que no satisfizo a su homólogo boliviano.
"Lo que estoy proponiendo es un diálogo que tiene como evidencia algo muy claro, que es un país que ha perdido una cualidad que tuvo en el pasado, que significó una pérdida ecónomica incalculable", explicó Mesa ante el embarazo evidente del resto de los mandatarios.
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La declaración final ratificó "en los plazos previstos" las negociaciones sobre el ALCA, aunque sin especificar la fecha del 1 de enero de 2005 como quería Washington, y con la objección del venezolano Hugo Chávez.
"En torno a la propuesta ALCA, hubiésemos preferido que no apareciese ningún alcance al respecto en esta declaración" final, dijo Chávez.
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El mandatario venezolano firmó el documento con una reserva "por motivos principistas y diferencias profundas acerca del concepto y la filosofía contenidos".
Chávez no dudó antes en calificar la cumbre de "inútil".
Fue aceptada en cambio por todos la propuesta de "negar (en sus países) acogida a funcionarios corruptos, a quienes los corrompen y a sus bienes, y a cooperar en su extradición".
Los presidentes se comprometieron asimismo a reducir el costo del envío de remesas a la región en 50% "de ser posible a más tardar en 2008".
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Igualmente, los líderes de las Américas decidieron extender lo antes posible los tratamientos anti-retrovirales para luchar contra el sida al menos a 600.000 enfermos de aquí al año 2005, y triplicar las ayudas a las micro y pequeñas empresas.
Las pérdidas económicas, las consecuencias de la inestabilidad política en la región, el retroceso social en algunos países, fueron sin embargo lamentaciones generales que ensombrecieron la clausura de la reunión.
Una nota de esperanza la puso el presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide, que anunció que convocará elecciones generales dentro de seis meses, después de que el parlamento concluyera sus sesiones en su país este martes.
Aristide pidió ayuda a la Organización de los Estados Americanos (OEA) y a la comunidad internacional para la celebración de esos comicios.
Bush llegó para defender el libre comercio y sus prioridades en la lucha contra el terrorismo, pero no consiguió convencer completamente a los mandatarios, a algunos de los cuales no conocía personalmente aún, tras dos años enfrascado en sus operaciones militares.
El presidente estadounidense no desaprovechó la oportunidad para pedir a sus colegas "trabajar por una transición rápida y pacífica en Cuba" y el fortalecimiento de la democracia en Venezuela, Haití y Bolivia.
En Venezuela dio su apoyo a los que "luchan por la democracia", mientras Chavéz, que escuchó con el ceño fruncido al mandatario estadounidense, replicó alabando el régimen de Castro.
A Fox, el único de los latinoamericanos que apoyó abiertamente a Estados Unidos, Bush lo invitó a su rancho en Texas en marzo, un honor reservado para los aliados cercanos a Washington.
Brasil plantó cara a Washington, pero se desmarcó al mismo tiempo de Venezuela. "No vamos a entrar en discusión por la opinión de otros países, tenemos una buena relación con Estados Unidos", dijo el canciller brasileño Celso Amorim.
Al argentino Néstor Kirchner, Bush le expresó su "plena confianza en el compromiso asumido por el Gobierno argentino" con los organismos de crédito internacionales, sin mencionar la polémica de las relaciones con Cuba.
Kirchner también le ratificó al director gerente del FMI, Horst Koehler, que la prioridad de su gobierno es crecer, antes que pagar.