Mientras ayer fueron liberadas 80 personas que permanecían como rehenes en la Cárcel de Mujeres de Guayaquil, en Quito más de 200 continuaron retenidas, como medida de presión para exigir la libertad para los presos sin sentencia.
En una de las cárceles para varones en Quito, los presos aún retienen a 200 familiares.

Luego de que el arzobispo de Guayaquil, Mons. Antonio Arregui, mediara en el conflicto penitenciario, las internas de la Cárcel de Mujeres liberaron anoche a 80 personas que mantenían como rehenes desde la visita del domingo pasado. En la víspera y ayer en la mañana salieron las primeras 40.

Tras la mediación de Mons. Arregui, quien logró conseguir para hoy, a las 17h00, una reunión de las internas de Guayaquil con el presidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Hugo Quintana, solo quedan 200 rehenes, que permanecen en las cárceles de Quito como medida de presión para que los jueces apliquen la norma legal que les permitirá recuperar la libertad.

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Las internas de las cárceles de Quito y Guayaquil matizaron la protesta con quema de llantas y papeles en las terrazas de los centros de reclusión.

En la Capital, los internos del Centro de Rehabilitación Social de Varones Nº 2 exigieron el cumplimiento del art. 24, numeral 8, de la Constitución respaldados por la mayoría de visitantes retenidos en la cárcel. Los 140 internos del Centro Nº 3 se tomaron pacíficamente las instalaciones e impidieron las labores.

Cientos de reos desplegaron carteles en los patios y pasillos de sus celdas, y a través de ellos pidieron que las rebajas de penas por delitos de drogas sean calificadas por la Dirección Nacional de Rehabilitación Social, al igual que en el resto de delitos.

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El presidente del Comité Nacional de Internos, Washington Grueso, responsabilizó a Quintana por las consecuencias que pudiera desencadenar esta medida, si no se proponen soluciones hasta mañana. Aseguró que los presos “no confían en la justicia”, y que cuentan con el apoyo de sus familiares.

Ángel Vallejo, presidente del Comité de Internos del Centro de Rehabilitación Nº 2, indicó que más de 200 visitantes respaldan a los reclusos. Pero, aclaró que “no se trata de un secuestro”.

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Los cientos de familiares comparten las celdas y estarán dentro “hasta que venga algún negociador del Gobierno o Función Judicial”, dijo.

En la Cárcel de Varones de Guayaquil la situación fue normal, incluso unos pocos presos salieron a las audiencias en los tribunales. Solo un juzgamiento se realizó ayer.

TESTIMONIOS
FERNANDO AGUIRRE

“Fui a visitar a mi suegro y de pronto me vi involucrado en la medida. Me solidarizo con los internos, pero me afecta porque no puedo cumplir con mis responsabilidades”.

ÓSCAR VILLALBA
“Tengo 68 años y padezco de insuficiencia renal y cardíaca, el 31 de enero cumplo un año de prisión y no existe un proceso que lleve mi caso. Debería cumplir arresto domiciliario por mi avanzada edad, pero la Policía dijo que tengo que pagar alimentación y techo al agente encargado de mi custodia”.

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JÉSSICA CALDERÓN
“Estoy preocupada porque mi esposo, Gonzalo Coello, está detenido desde las 14h45 del domingo cuando las reclusas impidieron la salida de las visitas. Mi esposo trabaja para la compañía Transmabo y corre el riesgo de perder el empleo si no se presenta a su puesto. No es justo que esté retenido por las presas en un asunto que no le incumbe”.

ESTRELLA CEVALLOS
“Ingresé a la Penitenciaría a las 22h00 del domingo a cambio  de que las internas dejen salir a mi esposo y mis hijos, yo salí hoy (ayer)”.