Muchas veces hay que destruir para crear ya que la imaginación y el talento creativo no pueden expresarse sobre trazos mal formados. Ciertas veces no puede haber vida si primero no hay muerte. Llega un tiempo en que la tierra debe ser arada para que vuelva a ser sembrada; incluso eliminando cultivos antes de su etapa productiva, ex profeso, e incorporándolos al suelo. Todo esto se puede resumir en varios refranes producidos por la sabiduría popular: “Borrón y cuenta nueva”, o “Es más fácil comenzar de cero que arreglarlo”. Pocos ejemplos mejores que el Municipio de Guayaquil en tiempos de León Febres-Cordero: el daño era de tal magnitud, que fue más fácil cerrar las puertas y comenzar de cero porque el know how heredado no valía para nada.

El problema que vive la educación anda por estos terrenos. El poder que han tomado los sindicatos es tremendo, su beligerancia extrema, su politización absoluta, la calidad de la educación y de los educadores baja, el presupuesto del gobierno insuficiente, la infraestructura educativa de llorar y las remuneraciones humillantes de los maestros. Los resultados de estos problemas se evidencian en los alumnos.

Hay muchas medidas que tomar. Imposible en este espacio analizar todas. Una de ellas es sin duda cambiar el sistema de educación pública del Ecuador, centralista y paternalista. Es importante destruirlo y construir otro, provincial, en el que la institución que maneje la educación sea un comité independiente, con un directorio apolítico, quizá en parte conformado por representantes de instituciones de la provincia. Comité que designaría autoridades de control en cada institución educativa, tendría responsabilidades sobre los planes y pensum de estudio, diseñaría sistemas de evaluación, control y capacitación de educadores...

Aun así la educación no mejorará significativamente si no se crea competencia entre las instituciones fiscales. Sería menester que ni las instituciones educativas ni los profesores reciban directamente el presupuesto y su sueldo del gobierno local, sino del pago mensual de los propios alumnos a la institución. ¿Significa esto privatizar la educación pública? En absoluto. El gobierno local podría emitir bonos mensuales entregados a cada alumno de acuerdo al presupuesto en educación asignado, bonos que podrían ser redimibles en la banca por parte de las instituciones educativas, y en cualquier institución educativa privada o pública, por parte de los alumnos. Por lo que si un padre de familia que recibe un bono mensual por $ 20 desea que su hijo se eduque en una escuela privada con un costo de $ 35, solo debería pagar a la institución privada la diferencia en efectivo, es decir $ 15, y el bono.

¿Que pasaría con las escuelas públicas que pierdan alumnos? ¡Cierran por ineficientes! No, no es tan fácil. Este proyecto es mucho más complejo que esto, pero muy viable. Lo que existe no sirve. ¡Venga la destrucción creadora! Sin duda esta reforma requeriría que cierren las instituciones públicas quizá por todo un año lectivo. Y qué más da, si sabemos que la generación que se gradúa ha perdido dos por la historia de paros.