Estados Unidos se opone a que los partidos políticos de Iraq tengan milicias armadas, dijo el administrador estadounidense este lunes, señalando que los grupos que deseen llenar el vacío de poder en el país tendrán que dejar las armas en una futura democracia. 
 
"En un Iraq unido no hay lugar para que los partidos políticos tengan grupos armados", dijo a la prensa el encargado estadounidense Paul Bremer. 
 
"Nunca hemos anunciado que la coalición esté a favor de una milicia", dijo cuando se le preguntó sobre el estatus de un supuesto plan estadounidense para crear un grupo antiterrorista con las varias milicias que se habían opuesto al régimen de Saddam Hussein. 
 
Algunas de las milicias se encuentran bajo el control de los partidos curdos del norte de Iraq, región que ha estado fuera del control de Saddam durante más de una década. Otros están formados por miembros de la mayoría chiíta. 
 
"Consideramos que esas milicias que existen en la actualidad sean eliminadas conforme Irak avanza hacia la soberanía", dijo.
 
   A pesar del nerviosismo respecto a las milicias, las autoridades estadounidenses han procedido con cautela debido al riesgo político que representaría un enfrentamiento con esos grupos, especialmente en lo que toca a chiítas y curdos. 
 
Los curdos se cuentan entre los aliados más cercanos de Estados Unidos en Iraq y la coalición occidental desea evitar cualquier tipo de acciones que podrían animar al separatismo curdo. 
 
Los dos principales partidos curdos, el Partido Democrático del Kurdistán y la Unión Patriótica del Kurdistán, cuentan con sus propios ejércitos, lo cual representa un factor de peligro en su pugna por el control de la ciudad petrolera de Kirkuk. 
 
Pero entre los grupos más peligrosos para los planes estadounidenses se encuentra el ala armada del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq, la llamada Brigada Badr. 
 
Con unos 9.000 elementos bien armados, la Badr luchó contra el régimen de Saddam, pero no intervino cuando los estadounidenses lo derrocaron. La brigada y el Consejo, encabezados por el ayatola Mohammed Baqir al-Hakim, se opone a la presencia estadounidense, pero hasta ahora no ha enfrentado a las fuerzas de ocupación.