Hace 18 meses, Luis Cortez Caicedo, de 20 años, arranchó un teléfono celular a una mujer y aún permanece detenido, sin sentencia, en la Penitenciaría del Litoral. Este interno, apresado en junio del 2002, asegura que fue la primera vez que robó.

Casi el 30% de los presos sin sentencia están detenidos por robo. El juez Hernán Cabezas, presidente del 4º Tribunal Penal, dijo que si se realizan sus juzgamientos, pueden recuperar la libertad. Un censo carcelario podrá determinar cuántos detenidos por delitos menores existen, indicó el juez 3º de lo Penal, Reynaldo Cevallos.

“Más de seis meses no puede seguir detenido un sujeto que robó una gallina o un teléfono celular. Tampoco el culpable de lesiones que duraron de cuatro a ocho días. Igual, por consumo de drogas”, destacó. Cevallos dijo que si se sanea el índice de internos por causas menores, se comprobará que muchos ya pagaron, con la prisión preventiva, una sentencia adelantada.

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No se cumple la ley
Tras hacer un análisis de lo que ocurre dentro, Cevallos dijo que las autoridades de Rehabilitación Social no cumplen lo que ordena el Código de Ejecución de Penas. “No existen los tres centros de seguridad que manda la ley; uno de máxima, otro de mínima y un tercero de media seguridad. Solo se han construido pabellones, que no son suficientes”, indicó.

Los detenidos están mezclados. Los que están por salir, con los que recién ingresaron y los peligrosos con los de menor peligrosidad, dijo. “En la Penitenciaría, los pabellones atenuados alto y bajo parecen hoteles. ¿Quién recomienda los traslados?, si el delito de drogas es de lesa humanidad”, describió.
Mencionó que muchas personas denuncian que deben pagar para que a sus familiares detenidos no los cambien de celdas.

“Todo esto es causa para que exista anarquía en una cárcel poblada en el cuádruple de su capacidad (casi 4.000 presos). Las celdas no pueden ser para 10 personas sino para dos”, sostuvo. Cevallos dijo que hubo doble delito el día que el interno Josef Pilnyk, de nacionalidad checa, se cortó un dedo. “De dónde salió el arma. ¿Quién se la dio? El acto constituye un delito que debe ser investigado. El otro ilícito lo cometió quien cortó el dedo, porque hizo uso de un arma”.

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