Por asuntos laborales en estos dos últimos meses he visitado la ciudad de Quevedo, y percibido que su potencial urbanístico, ecológico y turístico, se podría explotar. Viniendo por la vía Guayaquil-Babahoyo-Quevedo, desde lejos se observa una ciudad que se asienta sobre colinas verdes formándose en un pequeño valle, entonces uno se la imagina rodeada de bosques, parques o franjas ecológicas.  Al cruzar la parroquia San Camilo, camino por el puente que invita a Quevedo, uno no puede dejar de admirar el panorama que desde el puente se ve hacia la ciudad.  Ese puente debería ser regenerado y representar un hito urbano; necesita iluminación, ensanchamientos de las camineras peatonales y además ciclovías. Al malecón le faltan jardines, fuentes, árboles frutales, terrazas con pisos de texturas de colores, como los que hay en el hermoso Malecón 2000 de Guayaquil. Es que el cantón Quevedo es una de las zonas más ricas en producción agrícola del país y debería dar muestras de su riqueza.  Sus glorietas, ahora adoquinadas, carecen de plantas, y las fachadas de los edificios y casas de las principales vías podrían ser pintadas para mejorar la imagen de dicha urbe.

Arq. Jorge Luis Calero
Guayaquil