• El día del bautismo de Jesús:
• Se vio que el cielo se abría.
• Se vio que el Espíritu Santo bajaba en forma de paloma.
• Se oyó una voz del cielo que decía: “Tú eres mi Hijo amado”.
• El día de nuestro bautismo no se vio ni se oyó nada extraordinario, pero es absolutamente cierto (al grado de que es de fe):
• Que el cielo se abrió para cada uno de nosotros.
• Que el Espíritu Santo descendió sobre nosotros.
• Y que el Padre eterno nos dijo a cada uno de nosotros: “Tú eres mi hijo muy amado”.
• El día del bautismo todo fue igual.
• Lo que ya no fue igual, fue lo que sucedió después de nuestro bautismo, Jesucristo, ungido con el poder del Espíritu Santo como dice San Pedro en los Hechos de los Apóstoles (10, 36-38), “pasó haciendo el bien”.
• Nosotros, en cambio, ungidos también por el Espíritu Santo, hemos pasado buena parte de nuestra vida haciendo el mal o no haciendo todo el bien que podíamos hacer.
• Afortunadamente podemos empezar a hacerlo a partir de hoy.
(Colaboración de Luz del Domingo Especial para Diario EL UNIVERSO)