Han pasado doce meses y la desilusión hizo presa de la gente. No es lo mismo trotar que gobernar, ni decir verdades enteras que a medias.

El grito de campaña de lucha contra la corrupción y partidocracia, sedujo a un pueblo en su ilusión. Agobiado por la crisis, ese pueblo ya no aguanta la desocupación, el hambre y la falta de producción. A decir de la gente, se ha dejado al descubierto la improvisación y el desacierto. Toca al pueblo meditar para elegir presidentes que no dejen recuerdos ingratos, desazón, desconcierto, y que duren por largos ratos.

Dr. Alfonso Ordeñana Miranda
Guayaquil